viernes, 31 de diciembre de 2010

Adiós 2010

En este instante en que comienza a caminar el último día del año, quiero dar las gracias a mis hados, a todos los hados por haberla puesto en mi camino; por dejarme sentir como lo estoy haciendo, por hacer que esté enamorado del modo en que lo siento.


En este instante. Porque mañana ya no volveré por aquí, porque vamos a compartir la última cena del año, porque el domingo vendrá por primera vez a mi casa, porque comeremos juntos, pasearemos juntos y dormiremos juntos; porque todo eso hará que ya no venga aquí hasta dentro de unos días.


Gracias vientos, mares, océanos... Por el dolor de haber perdido a MJ y por la  alegría de la magnitud de mis sentimientos para poder dárselos a quien ha trepado a mi corazón como lo ha hecho I. Sin lo primero nunca habría llegado lo segundo y ahora, sin rencor, y sabiendo que yo no lo busqué, me alegro de que sucediera ¡cuán grande no será lo que estoy sintiendo en estos instantes!


Tierna, dulce, inteligente, culta, educada, explosiva, grácil, serena, impetuosa, misteriosa y clara... Sus besos son un bálsamo y su boca un oasis en el desierto. Sus manos femeninas y fuertes saben buscar las mías y aferrarse a ellas, mientras su negro pelo se desliza en cascadas de amor sobre mi pecho. La amo.


Y además ayer se produjo mi reencuentro con mi querido hermano y quedamos emplazados para la semana próxima. ¿Podría pedirse más a un año?


¡Adiós 2010, gracias 2010!


Que quede entre nosotros

martes, 28 de diciembre de 2010

Brainstorm

Eso sucede exactamente en mi interior en los últimos días, una auténtica tormenta de ideas, de situaciones, de proyección...

Después de pasar la nochebuena conmigo, mi hija regresó a su casa el día 26. Cuando me dirigía al chalé para compartir una paella con E, mientras iba partiéndome el culo a reír con una especie de canción de Navidad que habían puesto en "No es un día cualquiera" (estribillo: "me cago en el año viejo, me cago en el año nuevo, me cago en el arbolito y me cago en ti..."; de repente apareció delante mío: Seven Carolina Herrera. No podía créermelo. Me puse a su altura y descubrí que iba solo, ya le he visto también el careto. Enhorabuena querida, magna elección.

De regreso a mi hogar-dulce hogar, una increíble conversación con I. Y en la mañana del lunes, tras compartir con ella unos instantes entrañables, recibí su invitación a cenar en su casa. Dios qué emoción, qué desasosiego... No sabía qué ponerme, cómo ir, qué llevar... La primera vez, sabiendo además que ya estaba en peligro, que me atraía de manera especial. Por otra parte saber que su hijo iba a estar allí me tranquilizaba.


Rosas, foie y carretera hasta llegar. Estaba radiante, preciosa. Parecía una chiquilla. El hijo no estaba ni llegó. Al final me confesó que había decidido estar con su padre. Me temblaba todo. La cena mágica y más tarde, nuestra charla en el sofá frente a la chimenea. Y las confidencias, y la complicidad reinando. Y sus ojos de noche más claros, viajando a las profundidades de mi alma. Y se produjo el acercamiento, al principio leve como al descuido. Y sentí su olor y su respiración cerca de mí. Y se dibujó el beso y seguidamente más complicidad y más besos y caímos víctimas de nosotros mismos, de nuestro deseo, de nuestras ansias por pertenecernos. Inmersos en humedales nos fuimos a la cama y ¡dios cómo gozamos! Me preguntó en un levísimo paréntesis si me quedaba a dormir y dije sí, raudo, sin dudarlo.


¡¡¡Vuelvo a sentir!!! Estoy vivo y, posiblemente, enamorado. Todo lo que es me gusta, todo lo que veo me gusta, todo lo que siento me gusta... Ya no se me quita de las ganas. Tengo su olor en mi piel y el dibujo de su cuerpo en el mío. No nos despegamos en toda la noche y cuando desperté de madrugada y vi que aún nos quedaban dos horas, la apreté más contra mi cuerpo. ¡Dios qué hermosa es!


Adiós a los jueves. Adiós a los intentos de aproximación. Cada cual a su vida, sin cerrar la puerta a la amistad, pero ya sin urgencias, sin apresuramiento...


Se cierran capítulos, se abren nuevos horizontes. Ahora sí, ahora sí me siento quien quiero ser, para dar, para dar hasta reventar. Una vez más o quizás, con suerte, la última hasta el fin de mis días.


Que quede entre nosotros

domingo, 26 de diciembre de 2010

Daniela

Puntual, formal, AMIGO... El día 24 me envió un mensaje que irradiaba felicidad. Había sido padre de una niña que se llama Daniela.

Ayer pasé con mi hija a verlos al hospital, él no estaba porque había ido a casa a darse una ducha y cambiarse... Pero estaba la niña ¡¡¡preciosa!!!, y la madre, y los abuelos.

Estuvimos un rato contemplándola y sacando alguna foto. Luego llegaron más amigos y mi hija y yo nos marchamos. Con esa sensación fresca de haber estado con gente guapa, con gente auténtica.

Fueron tiernos los gestos de la madre desenvolviendo el paquete que contenía un osito de peluche que habíamos llevado para la niña. Tiernos sus gestos acariciándolo como al descuido, mientras estaba atenta a cuanto pasaba en la habitación, a las charlas...

Amigo mío, aunque no estuvieras, aunque después me llamaras para disculparte por nada; ni te puedes imaginar cómo te agradezco que me distinguieras de ese modo. Gracias, un millón de gracias por dejarme compartir vuestra felicidad.

Que quede entre nosotros

viernes, 17 de diciembre de 2010

La gatita de hoy

Como otros viernes (estos que se están convirtiendo en pura magia), mi hijo y yo hemos ido a Conxeta a disfrutar de su excelente paella.

Busqué al llegar, porque iba con una bolsita de pienso, a esa gatita entrañable y cariñosa que reflejé aquí la semana pasada. Creedme que la oía maullar pero no sé dónde estaba que no ha podido venir.

Durante la comida, el saludo entrañable con antiguos compañeros que también habían acudido allí para compartir con David, que ya no pertenece al equipo; que los salvajes que dirigen la cosa prescindieron de él. Pero ellos siguen ahí, haciendo piña y demostrando que van más allá de lo que entrañaba compartir la jornada; compartiendo mesa y mantel en el escaso tiempo que tienen para el almuerzo. Da gloria ver a los buenos amigos.

Al salir, ya con carne desmigajada, he tratado en vano de que viniera la gatita. En su lugar, haciendo que me derramara en lágrimas, ha acudido esta pobre criatura que os dejo. Ella se ha dado, no sin arduas dificultades porque hasta su boca colgaba por el lado, un buen festín. Pero no ha paliado mi tristeza, mi desesperación... Está enferma, un ojo casi ha desaparecido, sus fauces del mismo lado apenas se sostienen. Y pese a todo, se aproxima a mí y me maúlla con fuerza y con ternura... Posiblemente la próxima semana ya no esté y eso aumenta aún más mi dolor. ¡Pobre gatita!


Que quede entre nosotros

jueves, 16 de diciembre de 2010

Gracias a la vida... Otro jueves

Otro día plácido, metódico, organizado... Desde que abrí los ojos pensé que hoy tampoco acudiría y así ha sido. Tomé mis viandas en Rodrigo, lié algunos cigarrillos y la hora transcurrió no como deseaba sino como presentía, aunque ello no evitara que me galopara el corazón cuando veía una melena que podía ser la suya.

Hasta el próximo día trece de enero suspenderé estos jueves. No hay espacio físico. Viene mi hija y posiblemente mi hijo se arrime también algunos días.

Llevo todo el día con un nudo en la garganta. Mi Ruby, mi adorado, mi amado Ruby, comienza a presentar síntomas de la enfermedad con la que llegó a esta casa. Y sólo hago que darle vueltas al hecho que se aproxima, cuando me quede total y absolutamente solo. Y él, pobre, se vaya para siempre dejándome en el alma millones de momentos, de gracias, de travesuras, de ternura sin fin. Sólo pido a los hados que, sin que sufra, lo posterguen todo lo que sea posible.

Y con todo, mientras correteaba con mi Golfo, iba maravillándome del espectáculo que ofrece la naturaleza, cómo llena los ojos y a través de ellos el alma. Y pensé que esta canción de Violeta debería venir a estas páginas y fundirse con el olor a brea y a salitre.


Porque es lo que siento profundamente y por ello, doy gracias a la vida.


"Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio dos luceros que cuando los abro
Perfecto distingo lo negro del blanco
Y en el alto cielo su fondo estrellado
Y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado el sonido y el abedecedario
Con él las palabras que pienso y declaro
Madre amigo hermano y luz alumbrando,
La ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la marcha de mis pies cansados
Con ellos anduve ciudades y charcos,
Playas y desiertos montañas y llanos
Y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro el fruto del cerebro humano,
Cuando miro al bueno tan lejos del malo,
Cuando miro al fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto,
Así yo distingo dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de ustedes que es el mismo canto
Y el canto de todos que es mi propio canto".

Que quede entre nosotros

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Vencidos, hundidos y humillados

Así es como yo los veo: Inmorales. Gobierno y oposición, oposición y gobierno.

Nos espera un 2011 d e s o l a d o r. No pretendo amargar los ánimos de quien accidentalmente venga a leer estas páginas, pero es lo que dicen los indicadores; salarios y pensiones "congelados"; precios al alza.

Decidme sinceramente si la pretensión no es humillarnos hasta perder la dignidad. El dinero sigue ahí, en paraísos fiscales o donde quiera que lo tengan los de siempre. Nosotros vamos acumulando carencias.

Subirá la luz, tan necesaria en cualquier hogar; se habla de un diez por ciento ¿habrá algún salario que suba esa cifra? Ya suben los carburantes que están por encima del que alcanzaron cuando la guerra de Iraq, pese a que entonces el barril estaba a 150 dólares y hoy alrededor de 90. Alguien se está poniendo las botas a costa de nuestra dignidad, de nuestra economía.

Acostumbrado a realizar compras en mercado, siempre preciso más para comprar lo mismo. Es decir, no se necesita ningún grado en económicas para saber qué está pasando.

Si nos suben los alimentos, los productos básicos, los energéticos, y nos mantienen los salarios y las pensiones, es claro a qué nos quieren conducir. A la extenuación, a la pobreza más infame.

Vamos hacia atrás, a la pérdida de cualquier conquista social que se hubiera conseguido. Ampliarán la edad de jubilación, congelarán las subidas salariales,  cada día está más próximo el despido libre, subirán los impuestos... E iremos muriendo poco a poco.

A veces la mente estalla y se quiebra algo en el interior. El caso de Olot hoy es una muestra. Alguien se vuelve loco porque ve que ese panorama que dibujo es una realidad, que se queda sin empleo (aunque el patrón no sin su hacienda), que no tiene futuro o que su futuro es la hambruna... No justifico ninguna muerte, pero acostumbrémonos a verlo con más frecuencia. Son los tiempos que nos ha tocado vivir.

Si a aquellos que estaban en el desempleo antes les daban esos insuficientes cuatrocientos euros, ahora van a quitárselos ¿de qué comerán? ¿Cómo pagarán la hipoteca? ¿Cómo la letra del coche? Todos esos préstamos a los que ayer, hace bien poco, los dueños del dinero les invitaban.

Le contaba a mi cielo en ocasiones que no pararían hasta vernos de rodillas, hasta vernos humillados y sin dignidad. Y eso es hacia lo que avanzan sin piedad. Con el contubernio de los políticos y más de los nuestros.

Siempre salen a la palestra diciendo aquello de que en éste o aquél otro país todo es más caro, pero nunca nos dicen que comparándolo con los salarios aquí salimos SIEMPRE perdiendo.

Es lo que nos ha tocado vivir en un país de gente que baja los brazos y se olvida de la solidaridad, de la lucha y de la dignidad. Éste en el que cada día que pasa siento más vergüenza de vivir.

Y por una vez...

Que NO quede entre nosotros

lunes, 13 de diciembre de 2010

Trance y existencia

¿Qué me detiene aquí? ¿Qué me detiene?

Mis sueños están rotos y no hay artesanos que los recompongan. Mi destino es hoy y ni siquiera tengo claro el rumbo.

Un anciano, una enfermedad incurable y una fecha de caducidad que se me antoja sin ánimo de ser cruel, demasiado dilatada. Eso es cuanto me detiene aquí, cuanto me lastra.

Porque lo que ansío hacer, antes de perder esta lucidez, esta energía; es marcharme, a un lugar tranquilo y manso. Una aldea. Un lugar en el que olvidar por distancia cuanto me ha pasado. Dejar que los recuerdos se marchen con los vientos del páramo invernal que me imagino, al calor del hogar que ya dibujo próximo a los recuerdos de niñez; con troncos ardiendo y algún compañero abandonado compartiéndolo.

Ya no queda nada por hacer. De tal magnitud debió ser mi desatino que la cordura, la piedad, el cariño y lo vivido, no invitan al perdón. Y en ésas, se me cansan los brazos de tenderlos al viento en posición de súplica; sin importarme a mí qué me hicieron.

Tiene la mirada perdida y la mente... Comienza a hablar y nunca acaba; se pierde y no encuentra nunca el camino de regreso al inicio de la frase. Y sin embargo, me lastra, me encadena, me mantiene aquí cuando quiero irme para siempre.

Ya sé que no es culpable pero lo culpabilizo. Porque no vive, vegeta y me mantiene anclado a una vida de la que quiero escapar ahora que aún me quedan fuerzas.

Perdida cualquier esperanza de ser no lo que fui, sino un buen compañero, un buen amigo, un buen cómplice; sólo quiero que se adelante el trance y poder seguir con mi existencia. Y decir adiós a todo, para siempre.

Que quede entre nosotros

sábado, 11 de diciembre de 2010

La gatita de la calle Conxeta

Confieso que es la mejor época, sin restar importancia a ninguna anterior, que me ha tocado vivir con mi hijo.

Estos viernes en Ca Conxeta son mágicos (ese término que tanto nos gustaba ¿verdad?). Están impregnados de nosotros, como si tuviéramos una urgencia plácida de reconocernos. Oigo cosas que no me gustan demasiado pero ni siquiera hago muecas; es su vida. Y no reacciono como otras veces porque somos más confidentes que nunca antes y no voy a estropearlo.

Desde hace varios viernes me traigo un flirteo especial con una gatita del lugar. Es hermosa, dulce y tierna. Siempre acude cuando la llamo al llegar y ayer, antes de entrar a comer decidí que premiaría su generosidad. Cuando salimos llevaba en un trozo de papel un buen acopio de carne desmenuzada para obserquiárselo.

Deberíais haberla visto... ¡Dios qué hambre, pobrecita! Hincó su hocico en el papel y hasta que no lo dejó limpio como una patena no quiso saber nada de nadie. Después sí, nuevamente a los arrumacos, al ronroneo; pero en esos instantes su instinto animal y su hambre eran mucho más poderosos que sus deseos de caricias o carantoñas.

Aquí queda perpetuada como un jirón más de mi vida y mis afectos.

Que quede entre nosotros

jueves, 9 de diciembre de 2010

Hasta mi final

Porque lo siento así, porque me gusta cómo lo dicen, porque lo hago mío...




Que quede entre nosotros

De camino

De vuelta de esta jodida rehabilitación (¡ya sólo me quedan 9 sesiones!), veo los restos resecos y atomizados del perro negro. El primer día, coincidiendo con mi primera o segunda sesión, aún estaban sus vísceras al aire; no pude ver más porque se anegaron mis ojos de lágrimas. Ha ido desapareciendo día a día aunque no su primera imagen dentro de mi alma.

No sé por qué me estremece tanto el sufrimiento y la muerte de los animales. No sé si es normal, pero mi corazón se encoge como si quisiera desaparecer en sí mismo. Me ahogo y las lágrimas bañan mis ojos como ahora mismo. Sí sé cómo me hace feliz mimorrear a mi Ruby; a mi Golfo como hoy mismo, y a mis Pardita y Blanca. Por cada caricia, por cada gesto que emana de mi alma, sin pedirlo me devuelven mil. ¿Existe mayor generosidad y altruismo en algún alma humana?


El día ha estado construido con eficiencia, con alegría... Salí hacia el lugar de la cita, nervioso como si fuera a producirse, con mi mejor sonrisa, con la mayor alegría... Tomé un bocado, leí varias páginas de un libro y transcurrió la hora sin que se produjera el milagro.


Después a cumplir, pese a que aún no debería excederme, con el paseo con Golfo. Hoy hasta he corrido (aunque así tengo el pie ahora), para disfrutar más de ese maravilloso sol, de esa maravillosa temperatura. El resultado: una sudada monumental y mi perro hecho unos zorros, que por otra parte era el propósito.


Rápido regreso a casa para comer y esperar la llegada de la asistenta.


Y ahora, mientras Chris me regala su voz y su guitarra, ya de regreso de mis sesiones; narrándolo, escribiéndolo en este cuaderno de navegación para que algún día, cuando este viejo cascarón que cuido como a mí mismo, se pierda en los abismos de cualquier océano; sus páginas vuelen sobre las olas y alguien se sonría al leerlas.


Aunque no físicamente, sí ha estado impregnándolo todo dentro de mí y fuera de mí. Eso es más que suficiente para seguir.


Que quede entre nosotros

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Cita

Es un juego, probablemente sin futuro, como casi todo lo que lleva la esencia de tu ausencia. Pero lo voy a cumplir.

Cada jueves entre 11:00 y 12:00 te esperaré en nuestro Rodrigo.

Que quede entre nosotros

lunes, 6 de diciembre de 2010

Tardes otoñales

Hoy sólo me apetece navegar entre recuerdos. Y me descubro con su cabeza apoyada en mis piernas mientras la tarde transcurre viendo una película, una serie, cualquier programa... Porque en esencia, esas eran sólo las excusas; el deseo era la proximidad, el sentirnos cerca. No importaba nada si el colofón lo ponía o no el contacto sexual. Lo importante era sentir esa proximidad, acariciar sus cabellos que se derramaban como cascadas sobre mis piernas; observar de cuando en cuando que sus ojos permanecían abiertos. No tanto por lo que veían como por saber si era consciente de mis caricias, de mi cariño.

Eran tardes como ésta, en que la espuma del mar salpica el puente y me sacude la cara como un torrente de ausencias.

Pero ya sé que ésta y no otra es mi vida. En la paz de mi corazón, donde se acunan entre pelusas de tristeza y alegría los momentos vividos, acojo cada uno de ellos con ternura y una sonrisa se dibuja en mis labios y en mi corazón.

Quizás el viento de popa que hace que las horas naveguen rápidas, también lleve estos entrañables instantes a su corazón y su memoria.

Es algo que no sabré pero me mantiene vivo y esperanzado. Y siento que mi vida de nuevo tiene sentido.

Que quede entre nosotros

sábado, 4 de diciembre de 2010

Carta de amor para la ausencia

Octubre de 2010

Mi querida ....
Esta es una carta sin futuro porque nunca llegará a tus manos, no la leerán tus ojos y no podrá interpretarla tu corazón.
Es una carta que necesito escribir porque debo confesarme autor de este silencio que reina entre nosotros; éste que he provocado yo. Una imagen de mí que he enterrado y de la que espero poder perdonarme algún día. Un ser abyecto, ruin, vergonzante, cruel, tosco; alguien que nunca antes fui.
Es una carta que renueva mi ternura, mi corazón cálido y amable; mis credenciales en suma, de toda mi vida.
¡Qué no daría porque nada de esto hubiera pasado! Pero para mi vergüenza sí, ha sucedido y siento en lo más profundo de mi alma sus consecuencias.
Busqué a quien dirigir mis afectos y resultó estéril. ¿A quién podría llamar "cielo", "vida mía", "amor"? Sin darme cuenta de que esas palabras, las frases que las sostenían, estaban acuñadas en mi alma junto a tu nombre.
Y hoy sé para mi dolor que esa rabia, ese desamparo; me transformaron en una persona vil y despiadada.
Una noche desperté de repente, lleno de angustia y de zozobra y me di cuenta de lo que había hecho.
Este octubre otoñal me ha dado la paz. Ha devuelto la paz a mi alma y a mi corazón. Una paz que para mi desgracia no podré transmitirte.
No tengo nada que buscar, nada que encontrar. Sólo a mí. Y ese despertar, esa madrugada de este otoñal octubre que tanto me recuerda ti, a nuestras charlas, a nuestra complicidad y nuestras risas; fue quien puso calma en mi corazón, en mi mirada, en lo más profundo de mi alma.
Fue hermoso. Lo más hermoso que me ha pasado en toda la vida. Y lo ajé, lo mancillé, lo destruí.
¡Cómo esperar ahora tu perdón! ¡Cómo si ni siquiera te enviaré esta carta!
Lo que sé es que ahora, desde esta atalaya en que soy de nuevo yo, íntegro, moral, humano, tierno; me gustaría que nada de lo que hice hubiera pasado y seguir compartiendo contigo esas experiencias que estás viviendo, ese sentir que una vida se mueve en tu interior; y me sorprendo cantando la canción de Serrat... "... Si la viese usted, mirándose feliz al espejo, palpándose el perfil y trenzando mil nombres en dos sexos".
Y lloro por lo que nunca podrá ser, por lo que yo y mi obstinación condenamos al olvido.
Lo que sí puedo hacer es abrir de nuevo todas mis ventanas, todas mis puertas. Abriré de nuevo mi blog y soñaré que algún día me redescubras y una sonrisa se dibuje en tus labios. Enterraré toda mi basura blasfema. Y te diré, aunque no lo leas nunca (como estas pobres palabras); que tienes derecho, todo el derecho a ser feliz.
Desde lo más profundo de mi alma te pido perdón. Igual los hados (mis hados), son capaces de llevar a tus oídos la esencia de esta carta llena de esperanza, de ternura, de cariño... Ojalá fuera posible.
Siempre estarás en mi corazón y lloro porque si yo lo estoy en el tuyo quizás sea de un modo atroz al que me he hecho merecedor.
Con toda mi alma.


Que quede entre nosotros

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Cuando el diablo no tiene qué hacer... (2)

Nuestros académicos han "reculado" aunque parcialmente. Nos quitan nuestras queridas "Ch" y "Ll" (que por cierto seguiré llamándolas como me salga de ahí mismo), pero en lo que se refiere al resto, condensado, sirva esta entrada a un artículo de prensa digital:

"Y al final todo quedó en una salomónica decisión: las 22 academias de la Lengua Española aprobaron, por unanimidad, el texto definitivo de la nueva edición de la Ortografía de la lengua española, aunque bajo la convicción de que nada se puede imponer a los hablantes".

Benditos aquellos que son capaces de reaccionar y no imponer.

Me siento como mucho más yo. De cualquier modo iba a seguir escribiendo como hasta ahora.

Que quede entre nosotros