sábado, 25 de octubre de 2008

Todo igual, siempre todo lo mismo ???

¿Más respeto, más ternura, más amor? No sé si ello es posible.

Primer batacazo.

¿Por qué cuando alguien dice hoy, la gente entiende mañana? ¿Cuando dice ansiedad la gente entiende desconfianza? ¿Cuando uno dice blanco la gente entiende negro?

Y uno es libre de entender lo que quiera ¡faltaría más!, pero no de retorcer el verbo y llevarlo al emisor como si de él partiera. Eso NUNCA.

Hay pasado en nosotros. ¡Naturalmente que lo hay! ¿Dónde si no, nos apoyamos para proyectarnos? En él. Extrayendo lo mejor de lo vivido para reafirmarnos en él, recordando lo peor para que no nos vuelva a suceder. Así entiendo yo que se edifica.

Y llegamos a los demás, a otros puertos, tal como somos, con nuestra sonrisa nueva, nuestra mirada nueva, nuestras manos nuevas... Todo es nuevo. Nada quiere oler a pasado y a naftalina, aunque esté ahí. Pero nunca llegamos diciendo: ¡Eh!, despréndete de tu pasado, no vuelvas a ser lo que fuistes... Entre otras cosas porque no somos imbéciles, o no deberíamos serlo. Porque somos conscientes de que estamos ahí porque fuimos. Pero ahora SOMOS. Y somos nuevos, con ideas nuevas, sentimientos nuevos, alegrías, esperanzas, ilusiones, amor, pasión, ternura, comprensión..., todo nuevo.

Si hay algo de lo que me siento especialmente orgulloso es de respetar, RESPETAR, cómo es cada cual, porque es precisamente de ello de lo que nos enamoramos. No me gusta emplear el verbo tolerar porque me parece vergonzante.

No obstante, en algún momento, para justificar actitudes, la gente suele tildarte de acusador, y te cambian el verbo amar por el desconfiar.

Así no puede ser, así no juego. Así no hay más juego. Se acabaron las cartas que repartir, ya no hay más manos.

Esto precisamente me recuerda a pasados que no quiero revivir, porque tengo pleno derecho a negarme. Vivo HOY. Siento HOY. Y si hay algo que me recuerda ingratos momentos de ayer, prefiero que pase a formar parte de ese pasado que no quiero actualizar, antes de que me amargue hermosos momentos presentes.

Tengo derecho. Todo el derecho...

Shhh.
Que quede entre nosotros

martes, 14 de octubre de 2008

Hasta los huesos

¿Para qué voy a negarlo? Enamorado hasta los huesos. Sin resistencia, rendida cualquier arma, cualquier defensa.

Cada instante a su lado es un milagro y la vida está llena de instantes. Y aunque no tengo tiempo, porque el que dispongo lo dispongo para ella, con ella sé que los instantes están hechos de tiempo.

Es su risa la que distrae miles de sueños, la que tiñe de color el cansancio acumulado.

Es su voz, sus gestos, su ternura y su alegría, las que decoran cualquier rincón olvidado de mi alma. Como si una vida ajada y tenue se vistiera de repente con las mejores galas, para una fiesta, para la increíble fiesta de vivir.

Mi goleta navega y apenas se detiene en puertos que aguardan con calmadas aguas. Ya quiere la tempestad, ya la lucha. Y yo, torpe entre estas líneas, me apresto al timón y olvido con frecuencia que he de describir mi aventura, ese sol que rompe en mis pupilas, ese horizonte inmenso que me incita a seguir, a navegar sin tregua sus embravecidas aguas. Ella.

Mi cuaderno de bitácora es un refugio, éste donde a veces, vengo a contar cómo siento su aliento, cómo siento su vida galopando por mis venas, esas velas desplegadas a todos los vientos. Porque cuando sucede, confundo los olores de la brea y el salitre, el poso amargo de la soledad del navegante, en el perfume de su cuerpo fundiéndose en el mío y viceversa.

Y como ese viento helado, esa humedad que cala hasta los confines del cuerpo, ella anida en mí creciendo como la hiedra, como una enredadera. Y me confieso enamorado hasta los huesos.

Que quede entre nosotros