jueves, 31 de agosto de 2006

Nuestras sombras


Allá por los ochenta, lo conocí. A través de un compañero. Él tenía urgencia en que alguien le picara su Tesis Doctoral. Nos arreglamos y al finalizar habíamos establecido una cordial amistad. Él estaba solo y, después de aquello, algún domingo hube de saltar de mi sillón para salvarle sus urgencias... "Mis sobrinas me han dejado tirado..., no me pasan la bibliografía, o el índice... O yo qué sé". Y yo estaba junto con mi hermano del alma, como cada miércoles, en la reunión del Círculo, arropándole, dejándole jactarse de sus "hermanos".

Su popularidad (sería injusto decir que no es un excelente artista), fue en aumento... Premios, conferencias, exposiciones...

Y la familia a la que antes le importaba poco menos que nada, ésa con la que discutía con frecuencia porque eludían sus responsabilidades y le colocaba en situaciones crispantes y marginadas; se fue haciendo sitio a codazos. Y él se dejó querer. Es justo. Es la familia.

Lo que no es justo es olvidarse de quienes estuvieron siempre con él, a las duras y a las maduras, y en muchas ocasiones arrebatándole de su soledad, compartiendo charlas, risas, mesa y mantel.

Ayer agradeció mi felicitación de su último compleaños con saludos y nombre y apellidos. Se acabó.

Yo miro la sombra que reflejo con el sol a mis espaldas y veo más sombras. Ellos están ahí, conmigo, siempre... Pase lo que pase. Nadie los quiere más que yo. No quieren a nadie más que a mí. Cuanto más conozco a la gente, más quiero a los perros.

Soy feliz.

Que quede entre nosotros

Solo y desnudo


Así lo vi y así quise traerlo aquí. Porque me recordó, me recuerda, cómo estamos todos los que aún tenemos dos o tres neuronas bailando en el vacío.

Así, tremendamente solos y desnudos.
La gente viene y nos da su calor, en forma de conversación, de halagos, de mimos, de enardecidas discusiones que caldean un ambiente antes frío... Y se va.

Los amantes se embisten con fiereza, con salvaje pasión... Después de las palabras, antes de las palabras. Y se entremezclan jadeos y sudores, y olores, y flujos... Y después, uno de ellos se va, o ambos se van. Aunque convivan, aunque permanezcan uno al lado del otro. El pensamiento se va, no se queda allí si no es para elaborar otros pensamientos, otros sentimientos tejidos de silencios involuntarios y voluntarios.

Porque la verdad es un tópico. Toda la verdad. Porque nunca queremos (ni debemos), renunciar a nosotros mismos. Y si decimos todo, T O D O lo que somos, lo que pensamos, lo que sentimos...

¿Qué nos quedará cuando estemos solos y desnudos?

Que quede entre nosotros

jueves, 24 de agosto de 2006

No importamos nada

No importamos nada, no somos otra cosa que una fuente de ingresos.

Los investigadores no son lo altruistas que lo fueron un día. Detrás de ellos hay un gran entramado económico que los controla y dirige.

Me quedo con el pasado. En ése en que los inquietos genios se encerraban en sótanos mal ventilados, en laboratorios húmedos y hasta lúgubres, y se dejaban la propia vida en la investigación generosa, por el bien de la humanidad. Gracias a ellos, enfermedades como la viruela, el tifus, la tuberculosis, la sífilis, el tétanos y otras muchas, se erradicaron del mundo mal llamado civilizado.

Hoy las grandes empresas farmacéuticas controlan el asunto. Invierten en investigación pero ésta no ha de llegar más allá de tratamientos larguísimos y, en muchas ocasiones, más dolorosos que la propia muerte, que finalmente llega.

¿Qué sucedería si alguien descubriera el remedio para curar el cáncer? Ya no habría más ingresos... ¡Dios, la ruina! Hay que mantener al enfermo con vida el mayor tiempo posible para enriquecerse, para engrosar sus caudales.

Por eso no tiene sentido preguntarse cómo aquellos increíbles personajes que lucharon por combatir y erradicar terribles enfermedades que asolaban los países, con menos medios y en condiciones infrahumanas, lograban el éxito. Y hoy, con muchísimos más avances, con la tecnología lograda a través de sus triunfos contra la adversidad, no se cura ninguna enfermedad. Se la mantiene a raya hasta que ésta logra adueñarse de todos los órganos vitales y llega el final. Mientras, ellos se nutren de nuestras penurias, se hacen multimillonarios con el dolor ajeno.

Es terrible llegar a la conclusión de que no importamos nada. Que sólo somos campo de experimentación, cuando el remedio no llega, ni llegará mientras nadie pare la ambición de esos desalmados.

Hoy me voy a la cama con la sensación de que todos somos víctimas de ese entramado cruel y despiadado en que han convertido la lucha de unos héroes y heroínas, unos seres abyectos y criminales. Ésos que son capaces de frenar el avance de investigaciones en aras al incremento de sus ya escandalosos patrimonios.

No importamos nada.

Que quede entre nosotros

Tengo, tengo, tengo...

Como en el viejo cuento...

Quisiera que la vida fuera diferente, que hubiera motivos para que nos amáramos de verdad todos los habitantes de este planeta, que la vida no quedara circunscrita a lo cotidiano y a altas dosis de frustración, de tristeza y de desesperanza.

Quisiera que la gente se preocupara ella misma, sin más ayuda que su propio interior, a crecer en lo bueno, a ocupar cada día más rincones de su alma con lo bello, con lo edificante.

Quisiera que la gente se sentara a reflexionar sobre su vida, sobre qué está haciendo con ella. Que no se dejara influir por el constante y manipulador mensaje del consumismo.

¿Qué está pasando con esta vida, con la que tenemos? Cada día queremos tener más, poseer más, ser más poderosos en nuestro entorno. Y el efecto es el contrario, cada vez somos más prisioneros de los realmente poderosos: El Capital y el Estado.

Parece que lo importante no fuera disfrutar de lo que tenemos, sino ansiar lo que no poseemos y luchar encarnizadamente para conseguirlo.

Veo en televisión cómo crecen por doquier los anuncios de las financieras... Que si tres mil, que si seis mil, que si diez mil... Y la gente no se da cuenta de que se empobrece hasta límites insospechados, de que hipoteca la alegría de la juventud para toda su vida. Sube el carburante, los precios, las hipotecas... Y el Estado se enriquece con despotismo porque hinca sus voraces fauces en todo. ¿Para qué reducir la presión fiscal en los combustibles si gracias a sus continuas subidas, puede ganar más? Y cuando se actúa así ¿cómo puede practicarse una política de precios honrada, un control honesto de ese disparate que es el precio de las cosas cotidianas?

Y queriendo tener más, no nos damos cuenta de que cada día somos más pobres, tenemos más deudas, estamos más inmersos en esa espiral en la que desean tenernos para que el peso de nuestras cadenas nos inmovilice.

Nuestro apetito sin límites por tener, nos conduce a lo más oscuro que podríamos imaginar.

¿Qué sucedería si perdiéramos de repente el salario? ¿Qué pasaría con nuestro adosado, con nuestro coche o nuestros coches, con nuestras vacaciones en la conchinchina?

Pero no, la reflexión parece quedar reducida a un pequeño grupo que nunca está conforme con nada. Que disfruta con las pequeñas cosas de la vida y sufre con el deterioro y la confusión que pretenden crear a nuestro alrededor.

No se fomenta la lectura, ni la cultura, ni el conocimiento... Es peligroso.

Lo importante, lo realmente importante es saber que tengo, tengo, tengo... Y tú, no tienes nada.

Que quede entre nosotros

domingo, 13 de agosto de 2006

Remembranzas

Cuando camino por las mañanas, sintiendo al unísono la caricia del viento del amanecer y las iras de los incívicos energúmenos que, por un camino rural (30 Km/hora), pasan doblando y hasta triplicando ese límite; aunque qué duda cabe, siempre me quedaría sólo con lo primero. Eso es este jodido país: incivismo, falta de educación, soberbia... En fin, decía que sintiendo al unísino..., viendo los márgenes del camino llenos de resíduos que arrojan esos mismos energúmenos por las ventanillas de sus vehículos, cada día más grandes, cada día más potentes, como su propia ignorancia. Dicen las estadísticas que España está a la cola de los países de la Unión en educación, en cultura. Y a la cabeza en deuda familiar. ¿Me seguís?
Bueno, que me pierdo. Cuando camino por las mañanas, al margen de esos arrebatos de furia que me producen, pienso en todo esto, en cómo comenzó mi historia en estos mares y en cómo, gradualmente, he ido siendo aceptado por gente maravillosa como Nekane, Libertad, Plateado, Maishane..., y tantos otros... Y el hinojo... ¡Oh! el hinojo. Cada día me recuerda a mi madre. No me lo reprocho porque siempre fui un "tiquismiquis" para la comida (siempre hasta que comencé a viajar por el extranjero). Nunca probé sus berenjenas pese a que cuando las hacía, toda la familia desfilaba por casa para probarlas. Y de ahí el hinojo, y el recuerdo... Cuando era crío, siguiendo sus sabias indicaciones, con palitos de hinojo, pasaba la berenjena previamente abierta y con el adobo en su hendidura. Nunca las probé. Ya no quiero probarlas. El hinojo está ahí, a la vera del camino, recordándomela a cada paso.
Extraigo de mis rincones del dolor, unos versos que nacieron en julio del 2005. Tengo necesidad de ponerlos aquí por si ella los ve. Sé que le gustarían.

A mi madre y mi hermana

Antes fue mi madre
ahora mi hermana.
En el corto espacio
de dos meses:
DOS MUERTES.
Dos vidas segadas
y dos voluntades
de retornar en polvo
a la tierra amada.
Una a las eras,
a la tierra, al suelo,
como ella, con los suyos.
La otra a las alturas,
a los molinos, al viento
donde aspas y fuerza
se enamoran.
Las dos mujeres de mi casa,
de mis infantes días y noches.
Tan diferentes en la vida,
tan iguales en la muerte...
¡Qué gran vacío!
¡Qué gran ausencia!
¡Cómo añoro sentir otra vez,
de nuevo, sus pulsos y los míos!
La realidad convierte mis deseos
en estúpidos sueños.

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Aun ahora estoy llorando.

Que quede entre nosotros

miércoles, 9 de agosto de 2006

El Test

Mi querida Nekane me invita a practicar este jueguecillo. No quiero negarme. Se merece que emplee este tiempo y mucho más.

Por ella, ahí va.
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¿Cuánto tiempo llevas blogeando?

- Desde el 8 de noviembre de 2005, pizca más o menos.

¿Cómo te enteraste de este mundo Blog?
- Trataba de que una amiga me hiciera una página web. Andaba en ello cuando la contrataron para trabajar (me alegré por ella y lo sentí por mi página). Entonces descubrí, navegando, que había otras opciones.

Cinco Blogs que visitas a diario o con mucha frecuencia:
- A falta de psiquiatras..., Aires de Libertad, Asopeonce (Plateado), Silueta Nocturna, Maishane...

¿Eres lector anónimo de algún Blog?
- Lector, sí. Comentarios, no.

Algunos autores que te despiertan especial simpatía:
- No hay orden, no hay clasificación. Todos ocupan un lugar especial en mi corazón: Nekane (La voz del viento en mis velas), Aires de Libertad (Intrépida, valiente, osada..., un referente), Plateado (El marino a emular), Conciertos y Desconciertos (Tal cual...).

Cinco para ir de borrachera:
- Compartir cava hasta ese punto en que no se ha perdido nada y se ha ganado todo, con todos ellos.

Tres para una loca noche sexual:
- ¿Tres? ¡Amos anda!

¿Se ha enamorado alguna vez de algún Bloguero?
- ¿Enamorar? Me gustan muchas cosas que leo, me llegan al alma, allí donde somos más vulnerables, pero siempre queda en el interior. Es bueno enamorarse de cuando en cuando.

¿Estas satisfecho con tu Blog?
- En ocasiones sí, en otras no. Aunque no sería coherente quitar lo que escribí siguiendo mis impulsos.

Elige entre tres y cinco blogueros para que contesten a estas preguntas en su Blog:
Asopeonce (Plateado), Maishane, Conciertos y Desconciertos.

Listo.

¿Cuánto tiempo he tardado?
- Es una pena no mirar el reloj casi para nada... ¡Ah, sí! me tengo que ir.

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Que quede entre nosotros

jueves, 3 de agosto de 2006

Carta a mi amigo Plateado

Amigo mío:

Tu botella, mecida por las olas y arrastrada por las corrientes, golpeó el casco de mi goleta en medio de la noche y me despertó de un sueño de siglos.

Pardiez que me asombran tus comentarios sobre lo que denominas "tu limitada imaginación". Cualquier navegante que se tercie, no sólo leerá tus textos, sino que volverá a ellos tantas veces como surque los mares ávido de encontrar ese tejido noble y escaso, fibra de corazón, con que bordas cada palabra de tus textos.

Voto a bríos, que ubicas con experta precisión el lugar de tu nacimiento. Y no menos alto es mi juramento cuando observo que éste se produjo 48 días antes que el mío, también en La Mancha, en su corazón. Allá por donde anduvo perdido el caballero de la triste figura, en el eje de poblaciones que a buen seguro te sonarán: Campo de Criptana, Miguel Esteban, Villafranca de los Caballeros, Herencia, Tomelloso... Sí, ahí, en Alcázar de San Juan.

No salí de la patria chica con mis padres, sino solo. A buscarme la vida, a hacer algo más de lo que podría haber hecho allí. Y recalé en Madrid a finales de los 60. Y a mediados de los 70, cuando trasladaron a mis padres a Valencia, me vine a esta tierra. Y, no sin antes haber alcanzado lugares que había soñado de pequeño (o sea, hacer realidad mis sueños), las envidias y los recelos de los demás les empujaron a urdir una trama que, muy a su pesar, no les salió como esperaban aunque consiguieron su propósito de retirarme. Así pues, amigo mío, heme aquí en la misma posición que tú, haciendo lo que me place hacer, disfrutando de mis perros y mis gatas, de mi scooter y mis amigos, de todo aquello a lo que sin darme cuenta, negligentemente, había renunciado. Con una indemnización que me permitirá llegar a la edad de jubilación, hoy disfruto de la vida, con una energía que antes malgastaba y que hoy utilizo en vivir.

Aunque ya percibía, como te dije, que algo así pudiera haberte acontecido, tu narrativa, aparte de la congoja que supone saber que un amigo ha sufrido de ese modo tan salvaje, está salpicada de ese talante alegre del que ha vencido las dificultades y se emplea a fondo en una lucha diaria con la vida para estar siempre en primera línea.

La descriptiva de tus narraciones es mucho más rica en matices que la de muchos que pretenden ver. Tú estás muy por encima de personas que teniendo esa facultad que a ti te negó la vida, empobrecen su vida día a día malgastándola sin más horizonte que la monotonía de los seres pequeños.

Y sí, amigo, te presto un faro para todo este verano. Aunque no creo que puedas divisar mucho más.

La vida está llena de heroísmo y tú eres uno de esos seres intrépidos y valientes que se enfrentan a ella con una carga de optimismo que ya quisiera yo.

¿Sabes? Me enorgullece en grado sumo considerarte AMIGO. Así, con mayúsculas.

Había pensado, en una de esas jornadas en que mi viejo cascarón trataba de zafarse de las corrientes que lo arrastraban hasta peligrosos arrecifes, que pasada esta calima y los calores que la provocan, podíamos quedar un día, en tierra firme, a mitad de camino entre tu puerto y el mío, para degustar una agradable comida y una no menos agradable charla.

¿Tortosa? Un gran lugar para saborear excelentes preparados culinarios. ¿El otoño? Una excelente estación para disfrutarlos aún más.

Aprovecho que la mar se encrespa y dejo con cuidado mi botella sobre sus crestas de espuma, y la veo alejarse hacia tu catamarán donde llegará a buen seguro.

Un fuerte abrazo.

Que quede entre nosotros