lunes, 27 de junio de 2011

Hace un año

Hace un  año ahora. Hoy, dentro de apenas una hora comenzó el principio del fin... Después de un maravilloso fin de semana que dibujó ella misma, con sus colores, con una voluntad no torcida. Mientras se alejaba, me envió este mensaje: 

 
"Amor mio,te quiero con toda mi alma,junto a ti soy tan feliz y hoy por hoy tengo las cosas tan claras, que no quiero perderte".

Así es como lo recuerdo ahora, un año después, una vida después. Porque somos mil vidas, miles de encuentros en los que nos involucramos hasta perder la razón, el rumbo.

Desde entonces mi goleta navega sola, sin ningún otro navío que se aproxime a su costado para algo más que no sea abastecerse. Desde entonces mi mirada, que se empañó en lágrimas durante meses, se pierde en el horizonte clara, limpia, sin otro fin que no sea hallar lugares donde ser más feliz, donde reír más y tratar de hacer reír a los demás. En un cajón del dormitorio aún reposa su pijama, esperándola, aguardándola.

Hace un año hoy, y quise venir a estas páginas a recordarlo.

Que quede entre nosotros

miércoles, 8 de junio de 2011

Desconcierto y, por extraño que parezca, felicidad.

Desde mi última vez por aquí ha llovido y han sucedido una serie de cosas que han dejado más maltrecha aún mi doliente economía.

Primero, las gafas; después, la moto; más tarde, la tv... Y como dicen que no hay dos sin tres, ya me hallaba yo tan tranquilo pensando que se había acabado. Pues no, hoy, aquel maldito aprendiz de Mengele ha vuelto a la palestra. Comiendo con mi hermano he notado algo raro en la boca y ¡¡¡otro implante a la mierda!!! (Dios, qué hijo de puta). En fin, que con dos bodas al caer, tengo que correr para que me hagan algún remiendo que al menos me deje visible y con ganas de reír (aunque no las haya perdido, sino por estética).

En todo este maremágnum, "A" manifiesta sus intenciones de posesión y claro, entiendo que no ha comprendido nada en todo este tiempo. Soy libre. Y feliz. Y feliz porque soy libre. No quiero "pertenecer" a nadie, sino ser libre con quien así lo entienda. ¿Qué tendrán que ver los afectos, la ternura, el sexo; con la idea de posesión? A estas alturas de mi vida, si las cosas no hubieran sucedido como lo hicieron hace ya casi un año, yo estaría viviendo en pareja; pero tal y como veo la vida hoy es más que improbable que pase otra vez.

Me encanta la sensación de navegar con el viento azotándome en la cara, la cubierta baldeada de mi goleta; no hay mancha, no hay maldad. Soy un navegante.


Y a través de las redes, llega una persona destrozada y despierta en mí ese sentimiento de protección que tan arraigado tengo (y me gusta). Cuando me doy cuenta estoy inmerso en una situación un tanto dantesca pero sigo adelante dando mi ayuda y todo lo que soy. Y esa persona llega a pensar que algo tan profundo, tan arraigado como el amor por mi hermano del alma; puede zozobrar. ¿Por qué la gente no se conforma con sus pensamientos, sus ideas y sus palabras? ¿Por qué quiere ser tan protagonista que piense que puede quebrar un amor que nace de lo más hondo del corazón y la memoria? Ni lo entiendo ni lo entenderé nunca.


Y por todo, por ser consciente de la calidad y la intensidad de mis sentimientos; pese a haber tenido que cambiar de gafas, reparar la moto y dejar la tv de adorno -por cierto qué bien se está sin ella, siempre pienso en la canción del jefe 57 canales y nada en ellos-; soy inmensamente feliz.


Soy consciente de que algo muy grande ha pasado en mi vida. Ese octubre me ha dado una paz que no cambiaría por nada ni de este mundo, ni de otro que pudiera existir.


Ea,


Que quede entre nosotros