miércoles, 11 de julio de 2012

De rodillas

La mascarada que ha supuesto para esta piel de toro donde nos debatimos entre la muerte y la vida, la elección de este trágico personaje que sonríe a sus oponentes cuando discuten sus "medidas" para asfixiar más al pueblo, mientras sus correligionarios aplauden a rabiar el anuncio de las mismas; ya está descubierta.

Dicen que no sabían. Dicen que les ocultaron. Justifican lo que les da la gana porque no hay nadie que suba y les diga que ellos son culpables en gran medida de este desastre. No se me va de la cabeza esta Comunidad que nos mantendrá endeudados varias generaciones, gobernada por ellos. ¿Acaso no sabían lo que hacía su propia gente? ¡Hipócritas!¿Me alimentan a mí las Velas y vent, la Fórmula 1, las visitas papales, la ciudad de las artes, el palacio de congresos..., y un largo etcétera? No, ni a mí, ni a nadie.

Pero debo ser un visionario, porque sabía que nos pondrían de rodillas.

Siento mucha rabia, mucha indignación, mucho desprecio, por esa casta (no sólo hay castas en India), que siempre ha llevado a nuestras tierras al desastre, al retraso, al abandono y a vivir las etapas más negras que ser humano pudiera imaginar en una sociedad pretendidamente de progreso.

Lo han conseguido, nos han puesto de rodillas.

Que quede entre nosotros

 

domingo, 8 de julio de 2012

Trashumancia

Eso son estos días, repletos de idas y venidas. E ha venido a vernos, después de dos años. Y ando cada día yendo y viniendo a por ella, llevándola aquí y allá (aunque los malditos incendios en la Comunidad nos han cortado muchas salidas), cocinando, charlando..., haciendo todo aquello que se supone debe hacer un buen amigo por la persona que se cruza el mundo para venir a verte.

No ha venido en el mejor instante. En la última ocasión las cosas no andaban tan mal por nuestro país de mierda. Con todo, no estoy haciendo excesivos dispendios. Ella lo entiende y sabemos sacarle el jugo a los días sin excesos económicos.

Lógicamente ha preguntado por "mi hermano del alma", pero la verdad es que no he sabido qué respuesta darle. Ni siquiera sé si existe, si está aquí o dónde. Me dijo que no podía entenderlo. Yo le dije que tampoco.

De cualquier modo, esa constante incertidumbre que pesa sobre nuestro país, salpica gran parte de nuestras charlas. La indecencia de nuestros políticos (marionetas al fin de los poderosos), el macabro juego de los mercados, la velada amenaza de un otoño muy, muy caliente; aun queriendo obviarlos, se meten en nuestras charlas rutinariamente.

No se puede presumir de vivir en un país gobernado por un bocazas (la gente olvida muy pronto las promesas que hacía y su "solución" que aireaba tener bajo el brazo), que además es un cobarde vanidosamente presuntuoso. En los últimos días da la impresión de que Europa fuera a arrodillarse ante él. Ese gallego estúpido que no toma más decisiones que las que van dirigidas contra el pueblo llano. El mismo payaso trágico que se refería al desastre ecológico del Prestige, como "son como unos hilitos de plastilina"...

Miedo me da como los medios de comunicación airean las noticias de Grecia y Portugal, en cuanto a las reformas que llevaron a cabo con funcionarios y pensionistas. Me da miedo porque los medios están en poder de los malvados, y una forma de prepararnos, tan malvada como ellos mismos, es decirnos cómo van esos países y no, nunca, si alguna vez estaremos a la altura de otros.

Con todo, sacamos fuerzas de flaqueza para hablar del amor, de ése que se despierta en las personas que apenas se conocen dos meses y medio en total, y han sido capaces, a través de largos periodos, no solo de no perder el contacto, sino de incrementar ese sentimiento afectivo a través de cualquier medio. Me viene muy bien; le viene muy bien.

Y todo en esta espantosa estación que odio, que fustiga mi organismo con sus interminables y tórridas noches. ¡Qué hermosa cualquier estación, menos ésta! En primavera y otoño, uno disfruta de jornadas plácidas y soleadas, algunas veces salpicadas por esa lluvia tan necesaria ahora. El invierno, pese a la brevedad de sus horas de sol, es confortable, cálido. El frío permite que utilicemos esa ropa que se ha ido desarrollando con el tiempo, ligera y templada. No son aquellos tiempos en que uno había de ponerse camiseta interior, camisa, jersey, chaqueta y abrigo. Hoy basta un polar y una parka para hacerle frente al día más frío. Pero en estos días... Nada te libra del espantoso calor, de la sensación de abatimiento que produce. Uno ha de acordarse de "refrescar" la habitación antes de ir a dormir (no puedo hacerlo con el aire acondicionado). Y desde luego, pensar en retozar con mis amigas, es algo que pone los pelos de punta. Ahí sí que se hace preciso el aire desde mucho antes de comenzar el ritual, y pese a no desconectarlo, acabamos encharcados; aunque claro, no voy a renunciar a tan sano ejercicio.

Disfrutar de estas horas en las que la quietud de mi goleta me permite una mirada, que apenas puedo dedicarme el resto del día, me resulta tan grato, que pese a poder sentir mañana la tentación de romper todo, necesito ahora escribir en mi cuaderno de bitácora. Decir que sigo vivo, feliz, íntegro y honesto.

Y tan solo para mí, sin etiquetas, para...

Que quede entre nosotros