miércoles, 28 de junio de 2006


He leído páginas y páginas de Evony and Ivory. He prometido dejarle un regalo aquí.
Como dice una amiga: Cuanto más conozco a la gente, más me gustan los perros.
¿A que parecen los reyes de la casa? Nunca más nobleza que en estas imágenes.
Que quede entre nosotros

domingo, 25 de junio de 2006

Gracias

Dar las gracias es una necesidad tan indispensable como la propia existencia.
De repente inicié mi viaje en estas páginas y lo hice sin rumbo fijo. Ése y no otro ha de ser el espíritu del navegante. No hay nada preconcebido. El mar puede ser calmado o proceloso, aunque la voluntad ha de ser navegar, descubrir...
El objetivo único era que tras la estela de espuma que deja la popa de mi goleta al avanzar, fueran quedando aquellas páginas de mi historia que nunca escribí, que permanecen aún vagando en mi interior prestas a asaltarme en cualquier instante.
En estas primeras jornadas de travesía, como si los hados pretendieran rodear mi barco de un aura que no ha merecido poseer, los navegantes más expertos, con muchas más jornadas de navegación, con extensos y rigurosos cuadernos de bitácora; me saludan al pasar. Se acostan a mi nave y, con esa generosidad que les brinda precisamente su amplio bagaje, se avienen a elogiar mis simples y noveles páginas.
Esos gestos no caen al vacío. Aprendo de sus lecciones magistrales. Sé que ése ha de ser mi nuevo rumbo.
Por ello, vengo a dar las gracias a esos Aires de Libertad que hinchan mis velas revelándome con valentía el horizonte que debo perseguir. Y también a ese Plateado que cual El Dorado, obnubila mis sentidos y los regala de elogios y de cariño inmerecidos.
Gracias, gracias, gracias.
Que quede entre nosotros

miércoles, 21 de junio de 2006

Una noche

Y así fue que la marea abrazó las barcas ancladas en la playa…

Y sucedió que nacieron de golpe los dormidos instintos. Y acaeció porque fue tan liviano y tranquilo el avanzar que apenas quedaba otro camino que la mar… Con su olor a salitre, con su sabor a sal… Y creí.
Fue un instante sublime, tan irrepetible como muchos otros, tan distinto como todos los demás… y sin embargo único.
¿Qué puede pedírsele más a media tarde, media noche y media madrugada? Un breve viaje sin aceleramiento, sin ideas preconcebidas, sin artificios. Y esa voluntad que emerge sincera y pura, de querer estar y compartir. Y los minutos que se llenan de palabras, y las horas que se colman de momentos y el tiempo que transcurre indolente, como si no quisiera existir. Y una cena, y una música, y una rosa… Y los pasos al compás…. Y más allá pero tan cerca, las manos, los labios y lo que no se quiere decir y se desea. Y se interpreta y se comparte. Y los cómplices avanzan en la noche hacia lo desconocido, con valentía, con heroísmo… No hay promesas, no hay mañana ni futuro…Todo se llena y se completa con la ambición del instante que ni siquiera se intuye… Y salen a navegar, uno al timón, otro a las velas… Y la tempestad se desata y ambos, marineros forzados, gobiernan la poderosa barca ante las embestidas de los furiosos elementos. Y se agitan y se compenetran y se convierten en uno entre agitadas convulsiones. Y al final, exhaustos pero heroicos, llegan a puerto ungidos por las húmedas secuelas de tan singular batalla…
Al final, al fin, después de todo… Quedaron mirándose solos y gloriosos en la solitaria playa.
28.febrero.2002

Que quede entre nosotros

martes, 20 de junio de 2006

El tiempo pasa

Recuerdo (la realidad es que me ha venido la inspiración justo en este instante), la canción de Pablo "...el tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos".
La verdad es que no sé a qué se refería Pablo con aquel "nos vamos poniendo viejos". La verdad es que en mi interior sí reflejo el amor como ayer, o mejor que ayer, o mucho más que ayer.
Miro en mi interior y es tal el potencial que existe que a veces me asombro. Ya no hay intereses, ni ambiciones, ni carreras a ningún sitio. Por eso sé, lo noto, lo siento, que tengo más potencial de amar que ayer.
Sí, ya sé, el cuerpo no es el mismo. La carne no es la misma... ¡Aunque entonces era tan bisoño! ¿Cómo se van a conocer las cosas que nunca se han hecho? ¿Cómo se va a tener experiencia en lo que se comienza a hacer?
Hoy, cuando he recorrido cientos de autopistas, cuando he recalado en miles de sueños, cuando he comprendido que su placer es lo importante porque me causa placer... Hoy, no existen almohadas que compartir.
Ya no existe la caricia, ni la ternura de una mirada sostenida, ni la voluptuosidad de un beso, o de cientos; ni el sudor que provocas o provoco, ni los olores..., ni el deseo de comenzar de nuevo cuando apenas un minuto antes, uno había creído llegar al final.
Por eso, porque el tiempo pasa, porque no estamos donde querríamos estar sino donde hemos aceptado estar... Siento que sí, que ahí sí nos vamos poniendo viejos.
Que quede entre nosotros

jueves, 15 de junio de 2006

De nuevo la muerte

Sí, de nuevo la muerte. Se me ha muerto mi buen Augusto, mi amigo.

Y yo diría de él como cierre a toda una vida: "Fue bueno hasta para morirse"... Debió sentirse mal yendo a trabajar (esos malditos domingos que se inventa la puta empresa en la que trabajábamos y que nunca pagó). apartó su coche en una gasolinera, se pasó al asiento trasero y dejó la puerta entreabierta. Imagino que pensó que se le pasaría... Alrededor de tres horas más tarde, a una pareja de la G.C. le llamó la atención el coche y la puerta entreabierta. Se acercó y lo encontró cadáver. Así, sin ruido, sin molestar, sin estamparse contra otros en su último viaje... Así se fue Augusto, con la misma bondad con que vivió.

Y, como decía ayer mi imprescindible hermano, "El pasado fue pasado". Eso es, "fue", ni siquiera es el pasado, sino que ya fue. No perderé ni uno solo de los segundos que puedan quedar de mi vida organizando viejos papeles, colocando fotografías que no quiera colocar, haciendo nada que no quiera hacer... Un día, haré una gran pira y sólo quedará lo que estoy diciendo ahora, en estos momentos, en estas páginas que van a quedar aquí hasta que el Administrador, el Dueño de la cosa, diga que hay que pagar por ellas y todo se desvanezca... Como nosotros mismos.
Que quede entre nosotros