domingo, 20 de febrero de 2011

Biba la kultura

Se me caen los palos del sombraje... Tiene que ver con la difusión que están dando a estas mozuelas "princesas de barrio" cuya expresión más inteligente (y trataré de expresarla como la escucho), es: "a tope de pauer de jaus", que debe de proceder del idioma de Sr. Shakespeare, y que presumo que sin decir nada, podría significar en un brillante spanglis: A tope de poder de casa...

Eso es lo que cabe esperar de esta gente. Eso es lo que cabe esperar de gente que va por la calle con las expresiones "jo, tía", "jo, tío", "flipas", aderezado con varios tacos de diferente carácter pero siempre malsonantes y mal cosidos al discurso (?).

Hice una vez de Pigmalion con uno de estos especímenes y, claro, Dios los cría y ellos se juntan. Cuando no existe voluntad de crecer, cuando la máxima aspiración es salir haciendo el ridículo en la puta TV o utilizar el tiempo libre en irse a tomarse unas birras con los colegas, lo más fácil es abandonar el barco y seguir por la senda de la ignorancia y de lo soez. Cuando lo único que se valora no es el amor sino la juerga y lo simple, lo pueril y sin esfuerzo; pasan estas cosas.

Esta actitud favorece los intereses de los amos del mundo. Cuanto más alto sea el nivel de ignorancia de los pueblos, más fácil manejarlos. Y aquí ya sabemos estadísticamente que estamos en los primeros puestos del ranking.

Pero lo grave es que no se den cuenta, que sigan esa senda de asnos (y que me perdonen éstos), y que además, sin esos ingredientes precisos para el crecimiento, formen familias donde el clima que se respirará, vivirá y transmitirá será el "a tope de pauer...", con lo que la cadena está asegurada en su supervivencia para siempre jamás.

Me gusta, pese a ello, venir aquí a articular un mensaje que sólo será recuerdo en esas aguas que engullirán mi goleta algún día. Me da vergüenza, pero me gusta que mi capacidad de denunciarlo siga intacta.


Teníamos "Burrita del Pueblo". Ahora ya tenemos "Burritas de barrio". Me niego a utilizar títulos nobiliarios con semejantes energúmenas.


Venga, va...


Que quede entre nosotros

domingo, 13 de febrero de 2011

PROHIBIDO PROHIBIR

A nuestras excelsas ministras, DEMÓCRATAS sin asomo de dudas, porque como reza la dedicatoria, NUNCA LAS VAMOS A OLVIDAR.

Si en lugar de jodernos se dedicaran a gobernar, igual este país no sería la mierda en la que entre unos y otros lo están convirtiendo.

Ah, por favor que hoy NO...

Que NO quede entre nosotros

jueves, 10 de febrero de 2011

Amor se escribe con "A"

Todo cuanto sucede en mi vida en los últimos tiempos está teñido de un color especial, indescriptible. Las navidades me regalaron una hermosa y profunda (aunque brevísima), relación con I.

No me gustan los problemas. Huyo de ellos. Cuando empezaron a mostrarse los primeros síntomas me fui yendo despacito... Los contactos dejaron su espacio a los escritos, las llamadas y los mensajes. Poco a poco pero con la firme voluntad de no permanecer. Es una postura antialgica.

Mi espíritu precisa de la risa, de la relación franca y abierta. No acepto el compromiso y no acepto cargar con problemas ajenos porque ni siquiera me permito a mí mismo plantearme problemas personales.

Mientras, G se manifiesta como un volcán en erupción que transmite con toda su intensidad comunes necesidades y apetencias. Pasamos jornadas maratonianas disfrutando de unas relaciones íntimas tan indescriptibles como el color que tiñe mis actuales días.

En ocasiones pienso en mi vida en Madrid. Es idéntico salvando la distancia que marca el tiempo. No hago daño a nadie y nadie puede lastimarme. Ya no.

Y como surgiendo de la neblina tras una navegación a ciegas, aparece A. Y todo cuanto sucede en mi vida le interesa, le apasiona, le atrae. Y gozo haciéndola partícipe de cosas a las que nadie antes había accedido. Nadie.

Hace apenas una hora que se marchó a su casa tras haber compartido una exquisita cena y un montón de confidencias en un clima inigualable de complicidad y atracción.

Y me siento bien estando con I con G y con A. ¡Por Belcebú que me siento bien!

Feliz y aferrado a mi timón, conduciendo mi goleta por las rutas que me hacen sentir pleno y feliz. Me siento más joven, mucho más joven. Y es que teniendo tanta vida compartida con la letra A, ésta aparece de nuevo con una sonrisa que me colma y una energía que me revitaliza. Por eso sé que Amor se escribe con A.

Que quede entre nosotros

miércoles, 2 de febrero de 2011

La tapa del inodoro

Se me da una higa (como decía Don Miguel), lo que puedan opinar o comentar las féminas; porque lo que digo hoy es la pura realidad. Y es que tanta búsqueda de igualdad ha derrotado (en términos marítimos), hacia lo peor de lo que se nos acusara siempre.

Frecuentemente visitan mi casa féminas. Una película, una Jam Session doméstica a base de títulos que me van asaltando la memoria, unas viandas a contrapelo; y siempre una maratón de sexo.

Eso hasta ahí bien, de puturrú.

He recibido en más de una ocasión esos panfletos graciosos hasta perder la respiración con la risa, alegóricos a los cursos o másteres que estaban a disposición de los hombres, y entre cuyos aprendizajes se encontraban bajar la tapa del inodoro después de usarlo... ¿A que es para partirse el culo a reír?

Me sigo tronchando de la risa.

Nada más llegar pretenden lavarse las manos en la pila de la cocina ¿y para qué coño se molestan los constructores poniendo lavabos en los cuartos de baño?

Ahora, cada vez que una de estas féminas viene a mi casa, tengo que ir detrás de ellas para bajar la tapa que indefectiblemente queda levantada (menos mal que tienen a bien tirar del botón de la cisterna).

Tenerlas alrededor en la cocina con la pretensión de "ayudar" (cosa que de modo natural hacían antes los hombres), es tremendo. Si algo de lo poco que hacen las obliga a enjuagarse las manos, éstas salen de las pilas chorreando para poner el suelo como el lateral de una piscina plagada de niños en pleno agosto.

Cuando salen del baño es mejor mirar hacia otro lado. Les da igual si gotean, chorrean o encharcan. Simplemente lo hacen. Igual, me digo, es por joder; porque como las han martirizado siempre, ellas hacen causa común con quienes no conocieron siquiera y se vengan. Tendría lógica.

Pero cuando se trata de joderme a mí, que en toda mi existencia he sido en cuestiones de hogar más nena que nene, me rebelo.

No vamos a entrar en menudencias. No tienen ni puta idea de cocinar, de limpiar ni de ordenar... Ya sé qué me digo porque también voy a sus casas. Pero, joder, el respeto... Aquello que me decía mi santa madre: Allá donde fueres haz lo que vieres.

Si ves que el anfitrión pone cuidado en no poner la casa hecha un santo cristo. Si ves que la tapa del inodoro está bajada. Si observas que los grifos están impolutos y los espejos más de lo mismo... Pues deja las cosas como las hallaste. Aunque llego a la conclusión de que eso es mucho pedir.

Aunque es que debe estar absolutamente opuesto a la modernidad, a la feminidad y al progreso más anhelado por las nuevas cohortes de mujerzotas; bravas ellas, machotas ellas, zánganas ellas... Menos mal que de lo otro..., tampoco saben. Lo justito para un aprobado rasposo.

¡Jesús! ¿Y pretenden dar lecciones? ¿De qué?

Por eso, en cuanto salen por la puerta me entra un descanso fastuoso, indescriptible... Hasta la próxima ocasión y la próxima chica. Lo que pasa es que el asunto de la jodienda no tiene enmienda, ni para unos ni para otras.

Que quede entre nosotros