viernes, 4 de enero de 2013

RESUMEN DE UN AÑO TERRIBLE

Hace tiempo que no vengo por mi goleta, abandonada, polvorienta pese a estar anclada en alta mar... Todo por repasar, por adecentar, por preparar para salir de nuevo a navegar.

Vengo hoy para hallarla como este país hermoso donde vivimos, fea y no por las malas artes y peor condición de nuestra casta política, sino por mi desidia. Ésa que paraliza a los españoles (yo incluido), que vemos cómo nos encadenan a situaciones que de seguir en actitud pasiva, nos conducen irremediablemente a la esclavitud.

Ése ha sido el resumen del año, pérdida de derechos, pérdida de trabajos, pérdida de poder adquisitivo, pérdida de servicios... Todo pérdidas. Todos sabemos cómo hemos llegado hasta aquí, todos. Incluidos nuestro monarca, nuestro poder judicial y nuestras satánicas fuerzas de seguridad. Pese a saberlo, a saber que ha sido la codicia de unos pocos a quienes se salva inmediatamente de las consecuencias de sus desmanes, es el pueblo quien paga.

Ya no es un milagro llegar a fin de mes, el milagro es el día siguiente. Durante este año pasado, y no es que me importe demasiado, he ido renunciando cada vez a más actividades lúdicas que me requerían salir en coche o en moto. Sigo siendo feliz, con una situación paupérrima, pero feliz a pesar de todo.

Poseo la voluntad indemne de disfrutar la vida cada segundo. Como decía Terencio: Si no puedes lo que quieres, procura querer lo que te sea posible. Ser feliz no es TENER, sino SER. Paladeo cada segundo recordando a mi querida madre en otros tiempos en que también el milagro era el pan de cada día, aunque aquello era el fruto de una dictadura y las consecuencias de una guerra civil que destrozó el país y nos aisló del mundo. Invento comidas sobre la marcha y ejecutarlas me lleva una parte importante de mi tiempo, y disfruto con ello. Cada vez menos, y no me importa publicarlo en los foros a los que estoy afiliado, acudo a eventos o fiestas. Para mí significa un gasto adicional importante porque he de añadir el costo del combustible.

Mientras escribo, las noticias hablan de la asignación del cargo de asesor en Telefónica, a Rodrigo Rato. Ese miserable que con su campanazo arruinó Bankia. Ellos son quienes a pesar de estar imputados por diferentes delitos, siguen teniendo las oportunidades. La honradez no es ningún certificado que garantice una vida estable.

Y mientras, este pueblo, miserable donde los haya, acude a unas elecciones generales a finales del 2011 y elige por mayoría absoluta a un partido salpicado de fraudes, asuntos turbios, prevaricación, cohecho... Un ¿líder?, que se alzó con el triunfo engañando a un pueblo inculto y bien domesticado, porque no ha cumplido ni una sola de sus promesas electorales. Se le debería juzgar y condenar por ello. Y desde entonces hasta hoy, conociendo como todos cual es el origen y los resultados de eso que llaman "prima de riesgo", sus soluciones han ido encaminadas a seguir aferrado él y sus cachorros, a sus poltronas y beneficios. Para ellos la crisis es un juego de tablero.

En un solo año han destruido tanto que a veces tiene más visos de pesadilla que de realidad. Saben que las empresas petroleras tienen beneficios monstruosos y sin embargo permiten que sigan practicando una escalada de precios que los enriquece más y más, causando el efecto contrario en la ciudadanía. Saben que los bancos, las empresas suministradoras de electricidad y gas, continúan enriqueciéndose mientras practican una política de precios que se estrella contra el propósito de contención del gasto.

La educación, la sanidad, las pensiones... Incluso la desfachatez de eliminar la paga extra a los funcionarios. Nada les impide hacer lo que deseen, tienen la mayoría absoluta que le otorgó un pueblo infame y canalla. Nadie puede pararlos, nadie. Son sencillamente delitos. Eliminar una paga a cientos de miles de personas que poseen un contrato en el que se explicita, es delito. Aunque aquí no sé exactamente qué significa la justicia, ni qué papel desarrolla un fiscal. Son delitos que deberían perseguirse de oficio, como en otros países.

Y la prensa amordazada, en poder de grandes grupos financieros. ¿Qué narices van a contar que perjudique los intereses de sus amos, que a la vez lo son de grandes multinacionales?

La historia no vale para nada. Saben que todo se inició en el periodo en que gobernaba su líder Aznar. Él se inventó la Ley de Suelo, recalificando terrenos con el propósito de acercar la vivienda a todos los ciudadanos. Pero sabiendo a la vez de la ambición, la carencia de ética y la sanguinaria personalidad de quienes participaban en el ágape. Y aquellos barros han traído estos lodos.

Un socialista que tras dos legislaturas, mirando hacia otro lado, permitió que todo siguiera yéndose a la mierda sin aplicar ni una sola medida que no fuera cabrear al pueblo. Reforma laboral, ley del tabaco con una radicalización impropia de quienes deberían ser progresistas y respetar los derechos de los ciudadanos. A esas estupideces y a sus brotes verdes se afanaron sus señorías durante ocho años. Pero todos siguen colocados. Ninguno está en el paro.

Si no los paramos, si no somos capaces de plantarnos ante ellos y no movernos, pero todos, TODOS; esto no tiene ninguna salida. Sólo cuando ya estemos aterrorizados por no ver ninguna salida porque no exista, abrirán de nuevo el grifo y nos esclavizarán para el resto de nuestros días, los días de nuestros hijos y los de nuestros nietos.

Paralizar la investigación y el desarrollo, inmoviliza, ancla... Tendrán que ser otros quienes vengan a decirnos qué hacer y cómo hacerlo. Nosotros sólo pondremos nuestra sangre, nuestro sudor y nuestras lágrimas.

No tengo deseos de abandonar este mundo. Quiero estar entre el pueblo que se alce contra estos indecentes. Lo veré.

Mientras escribía iba baldeando la cubierta, remendando velas, aparejando cabos... Vuelvo a navegar, a llamar a las cosas por su nombre; a los ladrones, ladrones; a los sinvergüenzas, sinvergüenzas; a los hijoputas, hijoputas... Quiero sentir de nuevo el viento en la cara, refrescarme de este ambiente asfixiante y corrompido en que nos quieren sumergir.

Vuelvo pronto.

Que quede entre nosotros