domingo, 17 de mayo de 2009

Reencuentro

Todo es como un enorme regalo. El tiempo, ése que antes se me regalaba a raudales, vuelve a ser mío. Y gracias a él, a través de él y mi curiosidad, se produce el reencuentro.

Mi hermano está ahí, con nuevas páginas, con la misma sensibilidad, con la misma ternura, con el mismo amor... Y es un gozo volver a saberlo a través de ese derramarse sin disfraces tan propio de él, tan él.

No hacen falta ni miércoles para sentirlo como lo siento ahora.

Es un enorme regalo este feliz reencuentro.

Te quiero, siempre.


Que quede entre nosotros

sábado, 16 de mayo de 2009

Dado a los excesos


Yo, que ya sabéis que soy persona inclinada a los excesos, recuerdo unas palabras del 2008, que traje a estas páginas. Excesos...

Hoy, sin sentir para nada otra cosa que agradecimiento, las retomo aquí, para saberme más y para conducirme mejor...
"
Quizás porque él, Carlos, con su ternura, su inusitada sensibilidad, su gran corazón, ha descorrido el velo que envolvía mi nave en el olvido." Y es que resulta que el tal Carlos, que si bien es cierto que nunca me pidió que lo elevara a la enésima potencia, también lo es que ha resultado ser un cantamañanas como otros muchos que he conocido en la vida. El clásico tío que vales mientras tienes, si no, simplemente no está. Eso sí, con estudios... Que anda que no joden nada esos seres pequeños que tienen que apoyarse siempre en los estudios que han realizado para dar cierto significado a su trayectoria.

Estos personajillos que no te dicen la verdad ni al descuido, lo que no llegan nunca a saber es lo barato que resulta conocerlos. Inversión cero.

Y lo que tampoco nunca llegan a comprender es que las mentiras son suyas, propias de ellos, para ellos, los gestos, la mímica... Todo es de ellos. Uno sólo lo descubre al final. Y al final ¿para qué hacer otra cosa que olvidarlo?

Seguramente lo está pasando mal. Tiene motivos. Lo sé. Lo he sabido siempre aunque nunca me lo haya dicho. Se ven los ojos de la gente y se ven sus huídas...

Es algo que como otras muchas veces, queda atrapado en una etapa de la vida acotada entre dos fechas. Nada más.

Por eso es tan difícil DECIR AMIGO.

Recuerdo a mi Jose y nuestros miércoles.

Que quede entre nosotros

jueves, 14 de mayo de 2009

Días felices

Vamos allá. El viento azota mi cara mientras me balanceo entre recuerdos y proyectos... Cojo mi cuaderno y bitácora y vuelvo a escribir.


Siento nostalgia de cuando los seres humanos éramos sólo eso: Seres humanos. Ahora no sé si alguien, en algún lugar, levantará el dedo y dirá: Seres y seras (humanos y humanas). Porque hay que joderse en qué deriva el moderneo en este país, y el progreso, y la decencia, y la democracia... Recuerdo a mi apreciado Fernando Poblet, hace muchos años, cuando lanzaba a las ondas su artículo diario en RNE, y que si la memoria no me falla demasiado se titulaba "La vida en blanco y negro". Ya nos daba para el pelo Don Fernando vaticinando lo que se nos avecinaba.


De cuando una buena conversación era el principio y el fin de una excelente jornada, una reunión, unas cervezas en una terraza...


Ya no hay imaginación más que la precisa para ejercer el siniestro oficio de despellejar al prójimo. Los trepas, los chupapollas, los rastrerillos (para que no se ofenda nadie trasládese también al género femenino), son los únicos protagonistas de esta infame vida que nos merecemos a fuerza de currárnoslo.


Disfrutar como esta mañana sin que "nadie salga perjudicado", es un deporte olvidado ya en este país del que me sigo avergonzando cada día más.


Esta mañana, al calor de muestras de afecto inequívocas, charlábamos Tomás, José Eugenio y yo, de nuestra niñez y nuestra adolescencia. Y de verdad que lo hemos pasado bien haciéndolo. ¡Qué pena que el progreso haya dejado a nuestros hijos sin esos instantes! Como alguien me decía un día: todos los adelantos que gozamos hoy día tienen un precio. Cierto. Pero desmembrar la familia es un precio demasiado alto.


Mientras tanto, pese a la afilada tecla de mi bien amado APR, se sigue escribiendo y hablando, en cualquier sitio, como a la gente le da la gana, creando entre el respetable, la idea de que como lo dicen presentadores y artistazos, está bien. Cultura de la güena, sí señor.


Me regocijo pensando en mi viaje en moto a mi tierra. Recorriendo solo la llanura manchega y oteando el lugar donde poner mi último nido. Umm, ya os contaré.


Y pese a todo, días como éste son días felices, plenos, mágicos, generosos... Porque todavía quedamos gente y genta a las que nos gusta vivir por vivir, disfrutar por disfrutar, reír por reír...


Que quede entre nosotros

viernes, 8 de mayo de 2009

Botadura

Mi goleta, tanto tiempo anclada, comienza a desperezarse. Las velas se despliegan ávidas de viento. El casco está inmaculado. Todo está listo para esta nueva travesía en la que iré dejando páginas de navegación que no serán otra cosa que los jirones de mi propia alma en este último viaje.

¡Tantas cosas han cambiado y sin embargo sigo siendo el mismo!

Tengo la misma ilusión, la misma energía, la misma calma y la misma ira... Es decir, nada ha conseguido cambiarme, sino enriquecerme, hacerme más consciente de mí mismo. Ni un ápice de rencor u odio.

La vida diaria da para mucho. Los aconteceres también. Y aquí vendré, a estas amables aguas, a sumergirme en la soledad del navegante.

Regreso esperanzado.

No es una amenaza, pero os lo ruego...

Que quede entre nosotros.

lunes, 4 de mayo de 2009

Borrón y cuenta nueva

Verdad es, amigos míos, o amigo mío, refiriéndome a mí mismo porque tras tan largas ausencias igual nadie viene por aquí ni por decir "haré", que este país seguirá siendo lo que es porque nosotros lo posibilitamos.
Estoy de nuevo en suspensión. Y me gusta. Creo que nunca me gustó tanto como hoy. He dedicado mis últimos 17 meses de vida a un proyecto en el que me embarqué con ilusión. Y durante ese tiempo he renunciado a prácticamente todo (más tonto soy yo), aunque, que no pero, era lo que me nacía hacer y ya sé que cuando me empeño en algo lo hago en cuerpo y alma.
Llevaba ya varias semanas dándole vueltas a la idea de dejarlo y abandonarme a esa otra vida en la que yo pueda disfrutar de todo lo que he invertido durante mi larga andadura laboral. Y mira por dónde, anticipándose a mis pensamientos, una panda de mangantes que no tienen otro currículum que el saber aprovecharse de los demás, van y me lo ponen a huevo y con premio. Así se las ponían a Fernando VI.
Y aquí estoy nuevamente, dispuesto a apurar lo que me reste de vida en ese proyecto maravilloso que es tratar de seguir creciendo.
La villanía sigue erigiéndose entre los más débiles. Cuanto más débiles más ignorantes y más villanos (¡Dios qué país!). Así los mangantes a los que me refiero y que proliferan en muchos, demasiados sitios, no precisan hacer esfuerzos, se lo dan hecho.
He conocido a gente buena, o a buena gente. Gente de la que no me he despedido porque uno se sacude el polvo de las sandalias cuando se arrepiente de haber pisado en algún lugar indeseado.
Esa gente viene con mi corazón. Ha logrado un lugar en él de pleno derecho. Y ahí seguirá. Eso es gratificante y es un premio excepcional. Lo demás, como casi todo lo demás, para el olvido.
Me voy de un lugar que me ha ayudado a soportar una crisis personal anticipada a la que nos rodea por todas partes, y de la que todo sea dicho, los únicos culpables somos los trabajadores (por eso no se desprenden de sus yates, de sus coches de lujo, de sus viviendas palaciegas, sino de nosotros los trabajadores; en definitiva si lo hacen será porque somos culpables ¿o no?). Y lo hago con la enorme satisfacción de haber hecho cuanto estaba en mi mano por mejorar procesos, sistemas, calidad... Nada que reprocharme ni yo ni los mangantes.
Por eso, hago borrón y cuenta nueva.
¡Ah!, que quede entre nosotros.