lunes, 13 de diciembre de 2010

Trance y existencia

¿Qué me detiene aquí? ¿Qué me detiene?

Mis sueños están rotos y no hay artesanos que los recompongan. Mi destino es hoy y ni siquiera tengo claro el rumbo.

Un anciano, una enfermedad incurable y una fecha de caducidad que se me antoja sin ánimo de ser cruel, demasiado dilatada. Eso es cuanto me detiene aquí, cuanto me lastra.

Porque lo que ansío hacer, antes de perder esta lucidez, esta energía; es marcharme, a un lugar tranquilo y manso. Una aldea. Un lugar en el que olvidar por distancia cuanto me ha pasado. Dejar que los recuerdos se marchen con los vientos del páramo invernal que me imagino, al calor del hogar que ya dibujo próximo a los recuerdos de niñez; con troncos ardiendo y algún compañero abandonado compartiéndolo.

Ya no queda nada por hacer. De tal magnitud debió ser mi desatino que la cordura, la piedad, el cariño y lo vivido, no invitan al perdón. Y en ésas, se me cansan los brazos de tenderlos al viento en posición de súplica; sin importarme a mí qué me hicieron.

Tiene la mirada perdida y la mente... Comienza a hablar y nunca acaba; se pierde y no encuentra nunca el camino de regreso al inicio de la frase. Y sin embargo, me lastra, me encadena, me mantiene aquí cuando quiero irme para siempre.

Ya sé que no es culpable pero lo culpabilizo. Porque no vive, vegeta y me mantiene anclado a una vida de la que quiero escapar ahora que aún me quedan fuerzas.

Perdida cualquier esperanza de ser no lo que fui, sino un buen compañero, un buen amigo, un buen cómplice; sólo quiero que se adelante el trance y poder seguir con mi existencia. Y decir adiós a todo, para siempre.

Que quede entre nosotros

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta el diseño gráfico y la navegación del sitio, agradable a la vista y buen contenido. otros sitios son demasiado llena de suma

Mephistófeles dijo...

Te agradezco sinceramente tus elogios y que vengas a visitar mi goleta.

Un saludo.