domingo, 26 de diciembre de 2010

Daniela

Puntual, formal, AMIGO... El día 24 me envió un mensaje que irradiaba felicidad. Había sido padre de una niña que se llama Daniela.

Ayer pasé con mi hija a verlos al hospital, él no estaba porque había ido a casa a darse una ducha y cambiarse... Pero estaba la niña ¡¡¡preciosa!!!, y la madre, y los abuelos.

Estuvimos un rato contemplándola y sacando alguna foto. Luego llegaron más amigos y mi hija y yo nos marchamos. Con esa sensación fresca de haber estado con gente guapa, con gente auténtica.

Fueron tiernos los gestos de la madre desenvolviendo el paquete que contenía un osito de peluche que habíamos llevado para la niña. Tiernos sus gestos acariciándolo como al descuido, mientras estaba atenta a cuanto pasaba en la habitación, a las charlas...

Amigo mío, aunque no estuvieras, aunque después me llamaras para disculparte por nada; ni te puedes imaginar cómo te agradezco que me distinguieras de ese modo. Gracias, un millón de gracias por dejarme compartir vuestra felicidad.

Que quede entre nosotros

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