jueves, 24 de marzo de 2011

Soy feliz, feliz, feliz...

Pues eso, que llueve, que hace un día horrible, espantoso; y sin embargo mi sonrisa es mi enseña. Y la imagen que me devuelve el espejo tras la ducha es un fiel reflejo de mi estado. Soy feliz.

Voy a salir pese a todo, porque mi entrañable, mi querida amiga Pepa va a comer conmigo. Es para sentirse feliz.

Mi gato viene y maulla buscando su ración de caricias. Soy feliz.

Mis amigas y mis amigos llaman preocupándose por mi salud (ese endiablado dolor que me acompaña de la mañana a la noche), y soy feliz.


Mi hermano del alma y yo compartimos un lunes nuevamente, lunes-miércoles-, y todo vuelve a ser nuevo cuando nos encontramos. Y soy feliz.


El ambiente está cada día más contaminado: la política, el empleo, los chanchullos, la infelicidad por insatisfacción, la tristeza por crueldad, el desamparo por no saber aceptar que es más importante SER que TENER. Y siento que soy feliz porque sin despreocuparme de nada, tratando de echar una mano siempre; SOY FELIZ.


Y es hermoso apreciar que cuanto más feliz te sientes, cuanta más felicidad irradias, más feliz es la gente a la que tocas con tu palabra, tus manos o tus labios. Y si eso no es por sí mismo, suficiente para hacer feliz a alguien, entonces es cuando se cae en la tristeza y en el desamparo. Yo aprecio los dones que soy capaz de extraer de la vida y... SOY FELIZ.


Pese a la lluvia, pese al viento, mi goleta navega hacia el rumbo elegido... SER FELIZ.


Que quede entre nosotros

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