viernes, 11 de marzo de 2011

Resumen de noticias

El sábado pasado anduve de boda y, no sé por qué, presté atención a la lectura de los artículos de nuestro Código Civil, que son leídos por el oficiante a los futuros cónyuges. Curioso: "Art. 66. Los cónyuges son iguales en derechos y deberes.- Art. 67. Los cónyuges deben respetarse y ayudarse mutuamente y actuar en interés de la familia".

Luego, en casa, por aquello de que no me gusta el término "tolerancia", busqué su significado literal en el diccionario. He aquí cómo se expresa: "Tolerancia. Acción y efecto de tolerar. Respeto por las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias". "Respeto. Veneración, acatamiento que se hace a alguien. Miramiento, consideración, deferencia".

O sea, que en resumidas cuentas, tenía mis razones cuando para definir el término tolerancia que a mí me parece acuñado por la mierda de nuestros políticos -modernos ellos-, se utiliza la expresión "respeto".

Y en esas andamos. Sois (no me incluyo porque no me cuadra y excluyo a quienes piensen como yo, que no serán muchos), irrespetuosos por naturaleza, por falta de educación y formación, porque os importa una mierda vuestro crecimiento personal.

Y así nos va el pelo.

Hoy, lluvioso y canalla, después del almuerzo con mis colegas del club, he ido al mercado caminando bajo la lluvia. Me gustan los productos frescos y el contacto con mis tiendas de siempre. Y cuando regresaba, cargado como una mula, con un dolor en el brazo izquierdo (fruto de una contractura dorsal que me produjo una maratón de sexo), que me acompaña ya demasiado tiempo, he tenido que hacer valer mis derechos ante una gran cohorte de gentuza maleducada, irrespetuosa y sin principios; insolidaria como suele ser. Gente más joven, cubierta con paraguas y que se apalancaba a la pared circulando por su izquierda como si hubiera un imán que los atrajese. Pues he arremetido con todo; cuerpo, bolsas y mala hostia, pero los he sacado de su irrespetuoso empecinamento. Si elijo la acera de la derecha a pesar de que tenga que cruzar más o menos veces, no es para ir cediendo el paso a cuatro payasos más jóvenes y mejor pertrechados que yo. He disfrutado como un chiquillo en el barro.

Y es que los términos respeto y tolerancia, se me han subido a las alturas hoy. Mis derechos y mis obligaciones, no sólo mis obligaciones y la falta éstas por parte de los demás. R e s p e t o.

Extrapolable a aquellos que viven en pareja, a las relaciones de amistad, a cualquier ámbito de relaciones personales: RESPETO. No tolerancia, que al fin y a la postre, hace mención al respeto.

Lo más terrible de todo es que esa gente que no conoce qué significa el término, no se respeta ni a sí misma. ¿Dije gente?

Es aplicable a estos malnacidos políticos de nuestra vieja piel de toro, aunque si soy reflexivo y asumo la información que poseo y la que nos ocultan deliberadamente; no son más que marionetas. Ya debería ser un dogma que los dueños del dinero nos quieren postrados, que el mundo cambia hacia un sistema en el que sólo mandarán ellos. Se está viendo. Controlan los mercados, las cosechas, la producción, los medios de comunicación... Controlan los gobiernos. Y nos dejan que vayamos a votar para que nos sintamos algo, aunque sólo seamos sus marionetas en esta obra de teatro malvada que están poniendo en escena.

Hace días leía sobre los movimientos populares acaecidos en Islandia de cuya información no hemos tenido ni una ligera pincelada. Está claro, es Europa y no interesa a los amos del mundo que se solivianten más países, más estados. ¿Qué periodismo libre es el que NO INFORMA? Pero ya lo decía más arriba, los medios son propiedad de las grandes fortunas. ¿Van a dejar que se instrumenten movimientos contra lo que ellos mismos están generando?

Se acabaron aquellos periodistas de investigación, aquéllos que eran capaces con su información y trabajo tenaz, de desbancar a mandatarios de países tan importantes como los Estados Unidos; aunque ahora me asalte la duda de si servían a otros intereses que los puramente vocacionales. Quizás nunca han existido. Y ahora menos.

La maltrecha economía doméstica de la mayoría de este país del que sigo avergonzado, sigue su escalada dramática hacia la pobreza. Con la anuencia -imagino que porque no les queda más remedio que decir amén- de nuestros políticos sigue la escalada de precios de los productos energéticos y de los alimentos. Cada semana uno compra menos con el mismo dinero. Así hasta que nos postren que es su objetivo.

No voy a extenderme en este capítulo más que para decir que cuando la guerra del Golfo, el precio del barril de Brent estaba mucho más caro que hoy, y sin embargo el combustible está mucho más caro que entonces. Alguien se está forrando. Los de siempre. Esta mañana ya escuchaba por la radio que cuando éste se sitúe en los 200 dólares, pagaremos el combustible a 2 Euros el litro. O sea, que nos mataremos por las calles para conseguir sacar nuestro coche aunque solo sean quince minutos. También nos han acostumbrado a ello.

Y mientras, para distraernos como en los mejores tiempos del extinto, estos mierdecillas sacan leyes de debajo de la chistera y nos prohíben fumar y correr, vía decreto. Mientras nos ocupamos de debatir enérgicamente sobre sus efectos, ya no hablamos de lo que realmente importa. El extinto auspiciaba las escapadas de El Lute y éstos, pues ya veis.

Pero con todo y con eso, sigo siendo feliz, tremendamente feliz y pleno como nunca antes. Gracias a ello, a esa corriente que fluye por mi interior y que me proporciona una paz que me he ganado con orgullo, hace dos semanas mandé a la mierda a I. Ella y sus problemas. Esa generación de féminas que han sido maltratadas, humilladas, vejadas (siempre según ellas), y que piensan que cualquiera que se les arrime va a actuar del mismo modo. Ya no quiero estar al lado de gente con problemas. Los únicos que asumo como míos, los únicos que me ocupan la vida son los de mis seres queridos. Aquellos que me proporcionan energía y vitalidad para seguir en este desafortunado instante de la historia de la humanidad. Gente que no sabe desprenderse de su histórico presumiblemente negativo, y lo recuerdan además cada día y cada instante. Con esa gente no quiero ni el saludo.

Y después de meses, de repente MN vuelve a retomar el contacto y sentimos la misma corriente de atracción que al principio. Debe ser aquello de que algo tendrá el agua cuando la bendicen... Crecen mis relaciones con chicas y éstas se intensifican o se evaporan pero nunca quedan como rémoras en mi vida.

La madre naturaleza nos castiga, como recordándonos su magnitud y su fuerza, como diciendo que se haga lo que se haga, ella estará siempre dispuesta a dar el último zarpazo. Japón es un país de luto hoy. Los japoneses me caen muy bien aunque sólo conociera íntimamente a Rieko. Mi respeto por ellos y por el calvario que están sufriendo en estos instantes.

Todo esto....

Que quede entre nosotros 

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