jueves, 20 de enero de 2011

Las tres preguntas, de Jorge Bucay

En mi viaje a Madrid a comienzos de noviembre compré ese título y comencé a leerlo al regreso.

Digo ahora que lo he terminado de leer, mirar, escudriñar y darme cuenta (como dice el autor), de cada mensaje que contiene; que para mí es una de las obras más claras y "educativas" de Bucay.

Como con otros libros de su autoría, he aprendido. No tanto de él, como de darme cuenta de que lo que dice es lo que siento y lo que hago; en definitiva lo que soy.

Ahora sólo me queda recomendar su lectura a quienes vengáis a estas páginas. Merece la pena.

Las preguntas son las siguientes: ¿Quién soy? ¿Adónde voy? ¿Con quién?

Del "Con quién", extraigo unos párrafos que son un espejo de lo que sucede casi habitualmente en nuestra sociedad. Sólo ambiciono que se experimente algún cambio y las cosas sean diferentes. Mientras tanto, seguiré siendo fiel a lo que me mantiene vivo y feliz: DAR.

"Siempre digo que la vida es una transacción no comercial, una transacción a secas donde uno da y recibe. La intimidad está muy relacionada con aquello que doy y con aquello que recibo. Y esto es algo que, a veces, cuesta aprender.
El mundo está lleno de los que no saben dar nada y andan reclamando de todo, pero también de aquellos que dan todo el tiempo sin permitir que les den nada, creyendo a veces que con su sacrificio están contribuyendo a sostener el vínculo (si supieran lo odioso que es estar al lado de alguien que no se permite recibir, se llevarían una sorpresa).
Una cosa es no pedir nada a cambio de lo que doy y otra muy distinta es negarme a recibir algo que me dan o rechazarlo porque yo decidí que no me lo merezco. Muy en el fondo, el mensaje que le llega al otro es "lo que das no me sirve", "tú no sabes", "lo tuyo no vale" o "tu opinión no me importa".
Hay que saber el daño que hacemos cuando nos negamos sistemáticamente a recibir lo que desde el corazón quieren darnos.
La transacción abierta, continua y generosa, representada por la entrega mutua, es el mejor, si no el único, pasaporte a la intimidad.
Yo no creo que todos los encuentros deban terminar siendo relaciones íntimas, pero sostengo que sólo éstas tienen verdadero sentido en el camino de realizarse como persona...
Si hoy soy honesto, sólo aquellos con los que puedo intimar tienen abierta la puerta para ingresar a la lista que corresponde a la última pregunta: "¿De quién voy a acompañarme, por lo menos en este momento de mi vida?"
"... LA INTIMIDAD COMO DESAFÍO. No me refiero a la intimidad como sinónimo de privacidad ni de vida sexual, no hablo de la cama o de la pareja, sino de todos los encuentros trascedentes. Hablo de las relaciones entre amigos, hermanos, hombres y mujeres, cuya profundidad permita pensar en algo que va más allá de lo que en el presente comparten.
Las relaciones íntimas tienen como punto de mira la idea de no quedarse en la superficie, y es esta búsqueda de profundidad la que les da la estabilidad para permanecer y trascender en el tiempo.
Una relación íntima es un vínculo afectivo que sale de lo común porque empieza en el acuerdo tácito de la cancelación del miedo a exponernos y en el compromiso de ser quienes somos".

Creo, sinceramente que su visión del "Con quién", podría aclarar muchísimas dudas y sobre todo ayudar a vencer ese miedo que sólo es paralizante para aquellas personas que lo sienten porque una vez o varias veces en su vida sufrieron el mordisco amargo de la pérdida. Nadie nunca es culpable de nada de lo que haya pasado en nuestra vida, sino nosotros mismos.

Que quede entre nosotros

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