martes, 23 de noviembre de 2010

Todos esos días

Me gustan todos esos días.

Los que furtivamente ocultábamos nuestra presencia de miradas curiosas, frente a una fábrica o algo parecido; y transformábamos aquel lugar y aquellos momentos en la más hermosa tarde. Y nos sacudíamos la tensión acumulada conversando y adornándolo con besos y abrazos; también cigarrillos... Va, el último. Era tarde aunque nunca era demasiado tarde. Y luego, como trenes que avanzan hacia distintas estaciones, esa última mirada, ese último beso lanzado al calor y al frío de la noche... Y tu sonrisa. Y mi sonrisa.

Los que llegabas temprano de regreso del trabajo y aún nos daba tiempo de capturar juntos los últimos rayos del sol para nosotros, sin ocultarnos, con orgullo, con alegría. Y oreábamos tu tensión compartiéndola, sintiéndola y orientándola hacia espacios más positivos, más armoniosos; creciendo...

Aquellos en que me rescatabas de mis idas y venidas al mecánico, comunicándonos cualquier eventualidad cualquier proyecto, cualquier victoria, en el regreso a casa. Juntos.

Los que nos brindaban cenas maravillosas condimentadas con ternura, frescura, calidez, ingenio, paz y amor... Enormes ingredientes que emanaban de nosotros sin esfuerzo.

Y hoy, sería estúpido decir que no sé porqué; un día aciago, cuajado de estrés y largas esperas hospitalarias, el recuerdo de todos esos días ha cambiado el decorado, el paisaje, la geografía del día.

Shhh

Que quede entre nosotros

No hay comentarios: