jueves, 25 de noviembre de 2010

Día contra la violencia de género

A veces los gobernantes son un tanto primitivos con los títulos que otorgan a las cosas. Uh, Uh, Uh...

Día contra la violencia familiar. Día contra la violencia en el hogar. Creo que infinitamente más acertados.

Pero eso sí: ¡Ni un solo muerto más! ¡Ni un maltrato más!

¿Qué hace que personas que se prendaron la una de la otra lleguen a odiarse hasta el extremo de eliminarse físicamente? ¿Qué los lleva a actuar así?

¿Qué da derecho a nadie a querer cambiar la forma de ser, vestir, mirar; de otra persona que además, presumiblemente, le gustó cuando y como la conoció? ¿Qué derecho tiene a si no lo consigue, utilizar la violencia para eliminar la dignidad, la autoestima, el derecho a ser feliz que tiene cualquier ser humano?

A veces, días después, semanas después, meses después de los primeros efluvios; las cosas no son como uno las había imaginado. Es un error propio y uno mismo ha de asumir sus errores. No hay que imaginar. No hay que inventar. Te tiene que gustar lo que ves, lo que sientes, la persona que tienes al lado. Si no es así, hay que marcharse, antes del primer grito, antes de faltarse al respeto... Irse, seguir el propio camino. Nunca, nunca, nunca, atentar contra la dignidad de tu pareja, de tu amiga, de tus hijos... Hay que darse cuenta de que se cometió un error que no somos capaces de reparar y el único camino es alejarse de allí, del lugar en que uno no desea estar porque inventó algo inexistente e imposible.

Sí sé que son un montón de preguntas. Y todas tienen la misma respuesta: Si no eres capaz de respetar: LÁRGATE.

¿Tan difícil es? ¿Qué quieres, que porque las cosas no han rodado como imaginabas, como deseabas, como ambicionabas TÚ, y sólo tú; castigar a la otra persona por tus propios errores?

La pareja es un lugar de encuentro, o debería serlo. Nunca un lugar de desencuentro. La pareja debe servir al proyecto único de crecer juntos. JUNTOS. Pero sé que la orfandad de cultura, la escasa formación, los problemas económicos a que nos someten nuestros dirigentes, unos y otros; son los grandes causantes.

Luego esos mismos políticos se encargan de legislar para castigar, para envilecer aún más a quienes se hicieron cargo de una situación sin preparación, sin currículum...

Es mucho más hermoso amar que odiar. Amemos pues.

No a la violencia. De ningún tipo, de ningún género. No. NUNCA.

Que quede entre nosotros

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