sábado, 16 de mayo de 2009

Dado a los excesos


Yo, que ya sabéis que soy persona inclinada a los excesos, recuerdo unas palabras del 2008, que traje a estas páginas. Excesos...

Hoy, sin sentir para nada otra cosa que agradecimiento, las retomo aquí, para saberme más y para conducirme mejor...
"
Quizás porque él, Carlos, con su ternura, su inusitada sensibilidad, su gran corazón, ha descorrido el velo que envolvía mi nave en el olvido." Y es que resulta que el tal Carlos, que si bien es cierto que nunca me pidió que lo elevara a la enésima potencia, también lo es que ha resultado ser un cantamañanas como otros muchos que he conocido en la vida. El clásico tío que vales mientras tienes, si no, simplemente no está. Eso sí, con estudios... Que anda que no joden nada esos seres pequeños que tienen que apoyarse siempre en los estudios que han realizado para dar cierto significado a su trayectoria.

Estos personajillos que no te dicen la verdad ni al descuido, lo que no llegan nunca a saber es lo barato que resulta conocerlos. Inversión cero.

Y lo que tampoco nunca llegan a comprender es que las mentiras son suyas, propias de ellos, para ellos, los gestos, la mímica... Todo es de ellos. Uno sólo lo descubre al final. Y al final ¿para qué hacer otra cosa que olvidarlo?

Seguramente lo está pasando mal. Tiene motivos. Lo sé. Lo he sabido siempre aunque nunca me lo haya dicho. Se ven los ojos de la gente y se ven sus huídas...

Es algo que como otras muchas veces, queda atrapado en una etapa de la vida acotada entre dos fechas. Nada más.

Por eso es tan difícil DECIR AMIGO.

Recuerdo a mi Jose y nuestros miércoles.

Que quede entre nosotros

2 comentarios:

José Aguilar dijo...

Te reencuentro aquí, seguramente porque inconscientenmente te buscaba.

Siguer siendo el referente de autenticidad más consistente que he conocido.

Te quiero, hermano y espero volver a los miércoles ya.,

Mephistófeles dijo...

¡¡¡Ay hermano, cómo me emociona tu reencuentro!!!

No tengo palabras, aunque sí algo de sentido y sensibilidad. Aunque no sé por qué digo esto cuando a nosotros nunca nos han bastado ni sobrado las palabras.

Te quiero. Siempre.