jueves, 6 de septiembre de 2007

De vuelta

Todo ha quedado en calma a mi alrededor. Regreso a mi querida y odiada soledad. Mi hijo acabó sus intermitentes periodos de vacaciones. Mi compañera regresó a su trabajo. Los compromisos veraniegos (comidas, cenas, saraos), han alcanzado su fecha de caducidad y yo, al fin, quedo solo.

Como observador impenitente, he ido sufriendo las inclemencias de este verano pretendidamente caluroso y que apenas ha calentado unos días. Las inclemencias morales, éticas, violentas y catastróficas.

De ellas iré hablando a lo largo y ancho de este nuevo ejercicio que comienza.

El casco de mi goleta, impecable. Las velas, henchidas. Las ganas de navegar, intactas.

Que quede entre nosotros


Powered by ScribeFire.

3 comentarios:

. dijo...

¡Epa! Brindo por ti, por nosotros. Nada de chocar la botella contra el casco, que además de poco respetuoso con el medio ambiente, es un auténtico despilfarro ver chorrear ese caldo por la botadura del mismo (¿se dice botadura?)
Feliz de saberte y aquí quedo expectante de seguir las ondas que levanten tus sentimientos acurrucados en siempre a mi parecer ,sabias y escogidas palabras.

¿Are you ready para una buena remesa de besos?
Queda entre nosotros ¡faltaría!

Chinlú dijo...

Mi querido amigo:

Todavía perdido dando tumbos por ninguna parte en ese mi exilio voluntario, o que me fuera impuesto, ¡qué sé yo!, caminando por esa mi noche perenne, no por aguas sosegadas sino por tierra firme, o pantanosa, ¡qué sé yo!, mis pasos se aprovecharon de mi evasión mental y sin saber cómo, la causa o el porqué, me condujeron a la orilla de una playa. Y allí entre sueños, entre niebla y entre realidades, divisé una goleta que me era familiar y que velas al viento brillaba más que nunca en ese Océano de mis entretelas.
Me senté tranquilamente y disfruté por largo rato hasta que se me hizo de noche, (sonrisa). Desempolvé mi catalejo y como quiera que habías dejado olvidado tu cuaderno de bitácora sobre una cómoda hamaca, con el viento suave como aliado que me iba pasando las páginas, me deleité hasta quedar extasiado con los tesoros que escondían sus hojas.

Quizás algún día regrese, ¡qué sé yo!, mientras tanto, sirva este ¡toc! ¡toc! en morse para hacerte llegar un fuerte abrazo de alguien que te apreció, te sigue apreciando y te apreciará por siempre. Y es que es verdad que lo buenos momentos nunca se olvidan. Compártelo con Nekane, o mejor, en un canastillo cual Moisés bíblico, acomoda tiernamente otro de mis abrazos y cuando la mar dibuje rizos de calma, déjalo deslizarse hasta sus dominios.

Os recuerdo a ambos con mucho cariño.

Plateado.

Mephistófeles dijo...

Nekane, amiga del alma... Para esas cosas siempre estoy ready.

Me malcrías.

---

Pedro (Plateado), no puedes imaginarte cómo te echo de menos y la alegría que me ha dado ver tus palabras en mi primera cita después del largo y tortuoso verano.

Te llevo en mi corazón.

------

Que quede entre nosotros