jueves, 7 de junio de 2007

Fecha de caducidad

La tenemos, aunque desgraciadamente no lo sabemos. Podemos verla en un tarro de comida, en un paquete de galletas, en medicamentos, hasta en adhesivos... Pero no sabemos dónde se encuentra la nuestra.

Siguen cayendo alrededor. Como esa premonición macabra que aireaba la OMS hace meses, allá cuando yo comenzaba por estas procelosas aguas con mi "Nos morimos estadísticamente". Ahora es un antiguo compañero. El jodio no fumaba, ni bebía más allá de lo puramente testimonial, pulcro como para ponerlo de ejemplo, consigo y con lo que le rodeaba; en fin, sin merecerlo: cáncer de páncreas.

Pero esta jodida enfermedad nos busca a nosotros. Está en el ambiente. Las guerras se suceden, las armas cada día pretenden matar más y mejor. El progreso arroja al ambiente toneladas y toneladas de productos que después quedan ahí, al acecho, aguardándonos. Y la tierra olvidándose de todas estas cosas, sigue girando... Y lo que estaba allí, ahora está aquí y así sucesivamente.

Nadie quiere perder sus cosechas y se fumiga con engendros mecánicos que se oyen a cientos de metros. Y se posa en las ramas, en las hojas, en el suelo... Productos que la lluvia llevará a las entrañas de la tierra y alcanzarán el agua, que las plantas trasladarán a través de su savia hasta el fruto, que degustaremos todos los seres vivos. Y las aguas irán al mar...

Y alguien me decía: Estas cosas son así, hay que elegir si queremos el progreso con el riesgo que ello entrañe.

Pero es que ya no vale irse al monte, a llevar una vida de ermitaño en contacto con la naturaleza... El ambiente está contaminado aquí, allá y en todas partes.

Por eso, aunque joda no verla, es por lo que creo que tenemos fecha de caducidad y ésta, cada vez, más corta, pese a la tendencia que se llevaba en los últimos años.

Quizás es mejor así, para que no haya tanta persona mayor, tanto viejo. Para evitar males mayores como sería no poder darles de comer. Si se acorta la vida, se soluciona el problema. Y habrá que pensar, como ya he dicho que me decían, que las cosas son así y hay que elegir qué es lo que queremos con el riesgo que ello entrañe. Puestos a elegir, prefiero la muerte al hambre. O sea, que entiendo el mensaje.

Aunque me siga jodiendo no saber cual es mi fecha de caducidad.

Que quede entre nosotros

5 comentarios:

. dijo...

Nos jode a todos, no saberla, no conocerla no saber que quizá lo que nos quede sean meses, o tal vez décadas lo que nos aguarda.
Todos tenemos la misma edad ante ella, para ella.
Y nos jode, porque vivimos una vida que parece que también ella tenga menos sabor, con extra de aditivos, conservantes que nos ayuden a no envejecer, a no arrugar lo que por naturaleza ha de arrugarse, tanto como me jode comerme una naranja que cada día sabe menos a naranja, o comerme una manzana que me la tienen que traer ¿de la China o de la Conchinchina? ¿con cochinilla incluida? como si ya no quedasen manzanas, naranjas en España...
Y nos jode sentir que la vida sabe a menos vida, eso es lo que nos jode, mi muy querido Mephistofeles, que vivimos más, pero cada día, por días, sintiendo menos. A cada momento, más parásitos unos de otros, plagas infectadas del mismo mal.
Sabes que queda entre nosotros, y es un placer que así sea.

Mephistófeles dijo...

Con cuanta transparencia me llegan tus mensajes, su contenido.
He de decir que eres como mi "complemento directo". Porque sí, posiblemente sea eso, que la vida sabe a menos vida.
Y me gusta que quede entre nosotros.

Abir dijo...

Pasé por aquí, lo leí y lo sigo reflexionando.
Un beso a ambos,

Anónimo dijo...

Oi, achei teu blog pelo google tá bem interessante gostei desse post. Quando der dá uma passada pelo meu blog, é sobre camisetas personalizadas, mostra passo a passo como criar uma camiseta personalizada bem maneira. Até mais.

Mephistófeles dijo...

Ya lo sé, amiga abir, ya lo sé. Y ahora, después de lo leído en tu espacio sobre tu compañero, más.
Es cruel esta atmósfera que respiramos.
Un beso y...
Que quede entre nosotros