martes, 29 de mayo de 2007

ELECCIONES

No entiendo nada. Por eso, en cuanto pueda, me largo de aquí. A veces se hace asfixiante, irrespirable.

Oigo, leo, montonadas de protestas por la situación tanto comunitaria como local... Sí, tenemos Ciudad de las Artes y las Ciencias. De putísima madre. Turismo haciendo colas infinitas y pelas que hay que amortizar. Lo mismo los residentes que los visitantes (porque ya se podía marcar un detalle el gobierno y hacernos rebaja a quienes tenemos que sufrir los desvíos, los cortes, los ruidos)...

La ciudad, salvando honrosas excepciones, hecha una mierda. Literal. El hedor en algunas calles del centro es prácticamente insoportable. Las mierdas de los perros se esparcen por aceras representando un auténtico milagro no pisar alguna o algunas. No se hace nada para corregir esa situación porque la dama de rojo va en coche a los sitios y cuando va andando (en campaña, claro), antes baldean.

Coches en doble fila en montones de calles en las que sólo puedes circular por el carril bus (menos mal que no te denuncian porque sería el colmo del despotismo).

Obras que se eternizan mientras las de imagen "corren que se las pelan". Y además tendremos circuito urbano de F1 ¡fantástico! Con eso ya, casi seguro, llego a fin de mes.

Y de eso se queja todo el mundo, lo juro. Porque ¿a quién beneficia la Copa de América de Vela? ¿Que hay curro para los albañiles? Temporal como todo lo que a eso se refiera.

La bendita Ciudad de las AA.y las CC. Colas para sacar entradas. Quejas porque nunca se llega. Espectáculos que nunca se pueden ver porque, ya se sabe, muchas de las entradas se reparten entre los..., bueno, entre ellos.

Líderes en delincuencia y en otras cosas poco dignas. Pelotazos urbanísticos que están jodiendo el poco paisaje que nos queda. Agua para campos de golf y montando la de Dios porque no nos dan la del Ebro. Sí, para más campos de golf.

Y van, al final, y salen por mayoría absoluta. El dios que entiende a estos falleros... ¡Ah, claro, ahora caigo!

¡Vivan las cadenas!

Que quede entre nosotros

2 comentarios:

. dijo...

¿Y dónde nos vamos?
Ni tú allí, ni yo aquí, ni ninguno en lado alguno. Tú has recorrido, yo he recorrido ¿y?
Una vez, alguien al que me unen lazos forzosos y vitales me dijo: “Tú no vas a ser feliz en ningún sitio” categóricamente hablo. Renegué de su prepotencia, del veneno que entendía envolvían sus palabras y el paso de los días (porque la vida se cuenta en días…) me hizo darle la razón.
Nunca seré feliz mientras mis ojos vean, mi nariz huela, mi piel se erice descompuesta ante la pasividad y abandono de todos lo que me rodean, mientras se acepte con naturalidad lo que en forma alguna lo es, mientras sigamos pagando igual los justos que los pecadores, aunque alguna vez podamos pecar, errar, como humanos que sí que somos, entre tanto inhumano.
Ya no me ilusiona soñar con lugares que me recojan, acojan, que me reconforten, porque como otra persona me dijo también un día, los lugares no son buenos ni malos, son las personas los que los hacen buenos o malos, los que los contaminan, degradan, esquilman, aniquilan.
Quizá mi querido Mephistófeles, no podamos huir constantemente, ni soñar con la tierra prometida, tal vez tengamos que empezar a resignarnos sin dejarnos engullir, y digo quizá, porque mientras tengamos un halo de vida, seguiremos luchando contra los molinos.
Un fortísimo y estrecho abrazo.
Qué ganas tenía de leerte despotricando salvajemente contra tanta y tantos inmundos.
Sigamos coceando, sigamos luchando por mantenernos fieles a nuestros principios.
No nos domesticarán por la fuerza. Seguro que no.
Queda entre nosotros… ¿acaso lo dudas?

Mephistófeles dijo...

Siempre tú, cálida y acogedora. Comprensiva, cómplice...
Será como tú dices. Seguro. Moriré protestando porque no es que anhele un mundo perfecto, lo que odio es tanta mezquindad, tanta manipulación, tanta miseria.
Posiblemente la respuesta sea ésa: Resignación, pero me rebelo a haber venido a este mundo para eso, sólo para eso... Sí, seguiremos luchando como el viejo Alonso, contra viento y marea.
¡Qué sería de mi cuaderno sin tus visitas cálidas y entrañables!
Que quede entre nosotros