martes, 9 de enero de 2007

El moderneo y la mala lengua

Frecuente es, voto a Bríos, encontrarse en esos restaurantes que cada día frecuento menos (cuestión de economía), modernos ellos, con vajillas de diseño y platos que gente de buen comer como yo, siempre les saca algún provecho; envueltos en aromas al aceite de tomillo, o de romero, o de no sé qué zarandajas, que ganas dan de llevárselos a casa de lo bonitos que los sacan... Frecuente es, decía, hallar a estirados camareros o maitres, según el bombo que se quieran dar, pero flojitos ellos en cultura, conjugando verbos imposibles. Con ese boato y esa ceremonia que en lugar de aproximar, aleja, te preguntan: ¿Se lo emplato? Y me entra un descojone monumental. En tiempos, cuando esas comidas que no añoro eran el pan mío de cada día, me encaraba con el susudicho y le decía, por favor, declíname el verbo emplatar, si es que existe.

Pero lo más cachondo de todo es que el verbo, inexistente y ojalá que la Academia siga siendo fiel a esos principios que hace poco en una de sus Patentes de Corso, aireaba mi admirado Pérez Reverte, se ha extendido por esa mecánica del moderneo y querer ser más que nadie en cuanto a progreso bajuno, a cualquier barecillo de medio pelo. Y ahora, incluso en las tascas más humildes, los camareros que han debido escuchar a aquellos otros, tan analfabetos como ellos, te preguntan si te emplatan lo que sea... En fin, que en lugar de leer, la gente sigue siendo fiel al mimetismo y a lo que le suena a moderno. Lo correcto, digo yo, sería preguntar, como no hace tanto: ¿Lo servimos en los platos o lo ponemos en el centro? Magníficos aquellos mesoneros, debo encontrar un término que los separe de estos energúmenos de la lengua, que sabían emplear las nobles artes de la cocina y del lenguaje.

Hacedme un favor. Cuando os hagan esa pregunta, sin perder la compostura, pero riendo a mandíbula batiente, contestad: Por favor, sírvemelo en el plato, académico... No olvidéis el título, por favor.

Tenía ganas de hablar de estas cosas que me producen urticaria. Como los presentadores de televisión que utilizan el término "fuertísimo" en lugar de "fortísimo", "equipación" en lugar de "equipaje" o "uniforme" o "equipo". Y luego de ellos, que deberían ser exquisitos en su expresión por las repercusiones que tiene después en el pueblo, no toméis ningún ejemplo y reíd, a gusto, a carcajadas... Y aprovechad para gritarles, aunque no os oigan: estúpidos, ignorantes, analfabetos... Aparte de lo gratificante que os va a resultar, sé que no utilizaréis esos vergonzantes términos.

Cultivemos el buen gusto por la palabra ya sea oral o escrita. No dejemos que nos conviertan en "modernos palurdos". Sepamos navegar en las aguas transparentes del lenguaje.

Ea, Que quede entre nosotros

3 comentarios:

. dijo...

Muy señor mío y amigo…

Yo también pongo ojo avizor en lo mismo que usted…

Son los periodistas televisivos los que más me desesperan…

Esos señores han estudiado, cinco o más años de carrera, másters, idiomas, cursos en el extranjero y en el Palacio de la Magdalena (que lo mismo cualquier día también es considerado extranjero...) acreditan su buen hacer, por eso han llegado donde han llegado ¿cierto?

Han pasado por la universidad pero… y la universidad ¿ha pasado por ellos?

Que una servidora meta alguna que otra patada al diccionario (demasiadas, seguramente) se entiende, ni diplomada, ni licenciada, siempre poco leída… pero ¿Y ellos?

Bueno esta…
Seguiremos aprendiendo de sus errores, quizá solo estén jugando a ver cuántos deslices lingüísticos encontramos en sus peroratas escritas con anterioridad en la redacción.

Un beso encantado de tenerte nuevamente surcando estos mares…

Aire, aire fresco, para este buen mozo.

Abir dijo...

Es que hay cada uno...
A mi me sucede más a menudo en mi lengua materna, en catalán.
En castellano a veces dudo, pero por eso tengo diccionario, por eso leo, por eso escribo el blog... para mejorar, para no perderme una de las riquezas que supone vivir en una zona bilingüe.
Un abrazo,

querida_enemiga dijo...

Hola... Te devuelvo la visita y me encuentro con un magnífico post, escrito además maravillosamente (pero eso tú ya lo sabes). Enhorabuena. Saludos.