viernes, 13 de octubre de 2006

Ser o no ser

Hay ocasiones en que después de abandonar mi habitación dispuesto a marcharme a hacer algún recado, a comer con amigos, a lo que sea; he de regresar a ella porque olvidé algo... Es en esos momentos en los que el olfato me transporta como en una vorágine a mil momentos de mi propia historia.
¿Por qué? Porque huele deliciosamente bien, suavemente bien, discretamente bien, elegantemente bien... Y soy yo, es la estela que he dejado al salir.
Cuando de crío iba a casa de mi abuela porque habían venido mis tíos ricos, me daba gloria aquel aroma con que habían invadido todos los rincones. Aquella casa era otra cuando ellos venían. Quizás fuera otro de los incentivos que me impulsaron a crecer: oler como ellos.
Hoy la ambición es otra. Y no se dan cuenta de que hay gente de extracción humilde que los ve, que los cataloga rápidamente. Los nuevos ricos. Los del pelotazo. Los del Mercedes y el chalé. Huelen a rancio, no saben vivir.
Exhiben sin pudor su catadura. Un Mercedes, un Jaguar, cualquier coche deseado..., no se lleva a toda hostia, con los últimos rugidos de la industria musical a 100 decibelios. La gente con clase los acaricia, los mima, los disfruta. Y se sumerge en el silencio de su interior.
Y te entrevistas con ellos y huelen a rancio, sí, me repito, y a zurrón. Te dan la mano y son blandas, sebosas, sudorosas. Miras sus bocas y huyes de su halitosis girando la cabeza continuamente. Si bajas la vista descubres que sus zapatos están sucios ¡Dios! Creedme, no exagero. Así son muchos, muchos nuevos ricos. No les da tiempo más que a amasar dinero (como sea), a presumir, a querer ligar y a envilecerse. Pero ni saben llevar un Mercedes ni huelen a elegante dignidad. ¡Ah! no los lleves a comer.
Crecí con el recuerdo de aquellos olores y una de mis pasiones cuando pude hacerlo, fue comprarme perfumes. Y siempre he tenido entre seis y diez sin serle fiel a ninguno. Porque como les digo a quienes me atienden en la perfumería: "Los quiero para olerme yo, no para que me huelan los demás. Yo pago el perfume y éste ha de satisfacerme a mí". Claro que uno no deja de oler porque esté con los demás.
Por eso cuando regreso al dormitorio porque olvidé algo, sonrío plenamente porque mi espacio huele deliciosamente bien, suavemente bien, discretamente bien, elegantemente bien..., como mis tíos ricos. Y sonrío más ampliamente al descubrir que supe hacerlo: crecer. Con pequeños pasos, firmes y decididos. Combinando el deseo de poseer un perfume con el de no olvidar la ternura, el de tener cosas que había soñado sin olvidar de dónde venía.
Ser o no ser...
Shhh... Que quede entre nosotros

14 comentarios:

Anónimo dijo...

No estoy totalmente de acuerdo con lo que dices.. Hay gente rica que posee todas esas cosas y no son como dices... Llevan sus zapatos limpios, sonrien, huelen bien (no para los demás sino para ellos...), su trato hacia las demás personas es inmejorable y la educación y el respeto por encima de todo...
Tal vez hemos conocido a gente con la misma "cuenta corriente" pero totalmente distintos en personalidad...

Un beso

Mephistófeles dijo...

Me parece, querid@ respiro, que no te has enterado. ¿Querrías, por favor, leerlo de nuevo?
Te harías un gran favor.
Por lo demás, agradezco tu comentario. De verdad.
Besitos y...
Que quede entre nosotros

Anónimo dijo...

Adoro los perfumes y me encanta oler a quien los lleva, incluso asesorar cual puede ir mejor a alguien según su personalidad.
Particularmente me encanta los que tienen un olor definido, los que "se sienten" pero no "aturullan" el olfato de quien pasa.
Yo tengo dos o tres favoritos a los que me encanta serle infiel con nuevos favoritos.
Este puente en el aeropuerto me lo he pasado como una "enana" oliendo perfumes.
Te entiendo.
Un beso.

Anónimo dijo...

Ummm. que bien huele por aquí.. los has descrito tan bien, que me has embriagado. Un beso, poeta.

Anónimo dijo...

Te parecerá increíble, pero acabo de entrar a mi blog, con la idea de venirme directa al tuyo. Creo que te sentí mientras escribías en el mío.
Me gusta sentirlo así.

Me encanta este post tuyo y me encanta llegar aquí y perderme en este olor a transparencia, a vida, a revolución de sentimientos... Me pierdo y me siento a gusto, muy a gusto y soy olfato, y soy yo.

Adoro el que mi madre nos haya educado como pobres ricas. Nunca tendré dinero, pero siempre seré rica.

Un beso muy fuerte.

Mephistófeles dijo...

Marguerite: Gracias. Enriqueces mi comentario, le das vigor. Yo también practico la infidelidad con los perfumes. Lo hago porque hubo un tiempo en que fui fiel a uno "Sandalwood" y lo dejaron de hacer. Mucho más tarde, otro de mis favoritos fue "Nobile" y también decidieron quitarlo de la circulación... Así es que ahora me da igual, entre una docena sin excesivo apasionamiento, pueden quitar el que quieran. En un plazo razonable tendrá sustituto.
Muchos besos.
Que quede entre nosotros

Mephistófeles dijo...

Maishane: Me alegra que me empujes con tus palabras. Quizás llegué a perderme. Quizás quería decir más cosas, pero esto es como los partos: Una vez ve la luz...
Gracias.
Que quede entre nosotros

Mephistófeles dijo...

Libertad: Siempre tan acertada... "nunca tendré dinero..." Cierto. Ésa creo que era la línea de educación en mi familia, en mi casa... La dignidad.
Creo que tengo la misma percepción en ocasiones. Como si estuvieras viéndome mientras escribo.
Es mágico que se produzcan estas sensaciones.
Un beso.
Que quede entre nosotros

Anónimo dijo...

Ays que rabia me da ¡esos perfumes no los conozco!
Yo me enamoré de una edición limitada (Star) que vendían sólo en aeropuertos ... y que ya no está. Snifs. Menos mal que tengo todavía uno de reserva.
Mas besos ;)

Anónimo dijo...

Ays que rabia me da ¡esos perfumes no los conozco!
Yo me enamoré de una edición limitada (Star) que vendían sólo en aeropuertos ... y que ya no está. Snifs. Menos mal que tengo todavía uno de reserva.
Mas besos ;)

Anónimo dijo...

Un buen olor, algo que marca cunado conoces a alguien por primera vez...

. dijo...

Me gusta tu aroma.
Observador de aquellos a los que en la niñez, subconscientemente nos hubiese gustado parecernos.
A mi también me sucedió.
Distinguí desde bien chiquita que la clase no la da una fachada, una marca de ropa o vehiculo, no lo da un peinado ni un bolso. La clase, la categoría, es un estado anímico, un ser, un corregir, un mejorar, un mantener...
Como bien dices, esta tropeleria de nuevos ricos con billetes de 300 o 500 enrollados en gomas elásticas y engordando el bolsillo derecho del pantalón (con dobles fines) nunca sabrán de lo que les estamos hablando.
Ellos engordan de gula, sin paladear, ni degustar las exquisiteces a las que acceden con los beneficios obtenidos de su mayormente fraudulentos negocios (casi siempre) ellos descorchan caldos excelsos, manchando previamente sus camisas de seda o no, mojando sus dedos en el vino derramado y haciéndose señales en la frente al grito de ¡Salud, alegría!
Ellos son ellos, quieren mezclarse, integrarse, formar parte de las elites a las que tanto envidiaron, pero ¡el ganado es el ganado y el solito se clasifica!

nadie dijo...

Ays! Yo tengo pendiente escribir un post sobre mi "colección" de perfumes.
Es enfermizo, tengo como 15 o 20, nosé, una estantería entera de mi habitación está destinada a ellos.

Salir de casa sin perfume es para mí como salir desnuda.
Hoy huelo a "Dolce&Gabanna Light Blue" y cada día uno en función de mi estado de ánimo.
Me hizo gracia los del olor de tus tios; me compré un perfume sólo porque me recordaba a mi tía favorita.

¿Cuál te has puesto tu hoy? Iré a olerlo a algún sitio... te conoceré un poco más...
Un beso,

Mephistófeles dijo...

Nekane: ¿Dónde has leído que no nos parecemos?
¡Cómo me gusta leerte y sentirte!

Rowan: Escríbelo, por favor. Uno necesita más visiones, más miras...
El de ese día: Déclaration. ¿Lo hueles?