miércoles, 18 de octubre de 2006

Se llama Calcetines

Una mañana de principios de julio apareció mi hijo con una gatita que cabía en sus manos. Vino con un "papá, andaba por la calle, la van a atropellar"... Le pusimos comida y agua y se quedó. La veterinaria, cuando la vió por primera vez el 10 de julio estimó que tendría alrededor de dos meses. Nacida pues, el 10 de mayo.

Es bella, ágil, viva, traviesa, cariñosa, juguetona... Agradecida.

Es curioso lo que sucede con los animales. Les das ternura, quizás muchísima menos que a otros animales erguidos, de dos patas, y te devuelven amor a raudales.

Hizo buenas migas con Pardita (donde va la mayor va la pequeña), aunque no tanto con Blanca. Ya se sabe que los gatos son territoriales, aunque Blanca no parece recordar que a ella la aceptó Pardita, a la hora de aplicar los mismos criterios con Calcetines; pero a ella parece no importarle. Cuando la ve va hacia ella a intentar jugar. Las más de las veces Blanca pega un bufido y se aleja como alma que lleva el demonio. Otras, ahora más, la acepta a regañadientes, comparten el espacio, se duermen en sillas próximas. Paso a paso.

Los perros ¡para qué decir!, se dejan hacer lo que ella quiere. Muchas veces la encuentro a su lado tomando el sol con ellos.

Pero ha venido a quedarse en nuestros corazones y se ha quedado. Mi compañera la acepta pese a las reservas iniciales ¿cómo no habría de hacerlo cuando se pone en su regazo y se duerme bajo el caracoleo de sus caricias en su pelo?

Mi hijo la coloca sobre sus piernas y la acaricia. Ella juega con él, le agarra las manos con sus almohadillas (nunca saca las uñas) y le muerde, bocaditos de juego... Con él tiene química ¿quizás lo reconoce como su salvador?

A mí me adora, me obedece... Y al final del día, cuando saco por última vez a mis perros para que echen su última meada, ella está esperando para venir con nosotros y con su inseparable Pardita. Es curioso, cuando menos, ver a alguien que pasea a dos perros y lleva dos gatas detrás siguiéndolos.
Hoy me apetecía rendirle un pequeño homenaje, decir en un sitio donde ella no podrá acceder, lo que le demuestro cada día desde que es nuestra: Que la quiero.

Hoy me apetecería que la gente fuera igual de honesta, igual de generosa y altruista que mi Calcetines.

¡Otro gallo nos cantaría!

Que quede entre nosotros

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias M (no sé porqué me resulta increíblemente difícil llamarte Mephistópheles).

Gracias por tus palabras de aliento. Gracias porque siento que las dices con cariño. Gracias porque al leerlas me hacen sentir mejor. Gracias porque vienen de tí.
Gracias por ser así.

Muchos besos

José Aguilar dijo...

Yo me preguntaría querido hermano, quién eligió a quién. Los gatos, sabes que los adoro, son independientes, inteligentes y audaces. Cuando eligen a alguien, cuando deciden permanecer a tu lado, es porque has merecido su confianza. No hay doblez.

No deja de ser significativo el nombre, "calcetines", reflejo del que otorga el personaje de Kevin Costner a su indómito amigo, aquel con el que bailaba en la pradera.

Los cariños mutuos, son una elección entre afines, no cabe duda.

Te quiero, hermano.

. dijo...

Tuvo que ser ella…
Vengo a tu casa y mira quien me recibe.
Un honor conocerla. Sabes sobradamente lo que siento por cualquier animal, con preferencia por los poseedores de más de dos patas… usted me entiende.

Saque un ratito y quise hacerte una visita rápida, inexpectiva, fugaz.

Marcho feliz sabiendo que el otoño te trajo color y nuevos sabores. Un placer para muchos.

Estuve estos días paseándome por sus casas, mirando a través de la ventana, mientras concentrados miraban al monitor como si consultasen los oráculos, por ello quizá no sospechasteis de mis ojos ávidos de saber de tantos, mis más queridos…

Vuelvo en apenas unos días. Vuelvo sin haberme ido a ningún sitio, pero intentare no ser muy quejica, aunque quien me conoce sabe que aquí que me dejan y me entrego soy de armas tomar.
Epa, empiezo a sentir celos con tanta fémina por su casa…
Un gran beso.
Hasta muy pronto.
Cuídese, cuídeme a los moradores de su gran Arca y resérvenos pasaje.

Mephistófeles dijo...

¿Sabéis lo que se siente cuando uno ve quienes han estado en su goleta y han dejado constancia? ¿Lo sabéis? Una profunda emoción que en un primer instante trata de ahogar en el esfuerzo de evitarlas... Un sincero agradecimiento.
Por estar ahí y demostrarlo: gracias.
Que quede entre nosotros

Anónimo dijo...

Es preciosa. Nunca lo he comentado antes, pero me encantan los animales, y especialmente los gatos. Siempre he vivido rodeada de perros y gatos, pero siento debilidad por los gatos... Son tan elegantes, tan sinceros, juguetones, vagos, traviesos, cariñosos...
¡Cómo disfruto acariciando a mi gata y sintiendo cómo me siente ella a mí!

RrrrrrrrrrrRRRRrrrrRRRRrrrr (dile a tu gatita que he ronrroneado al verla)

Un beso para ti, una caricia para ella.

. dijo...

"No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños ..."
Ojala nos pareciesemos ambos, un poco...

Anónimo dijo...

Calcetines fue otro gato, macho, que tenía las patitas hasta la primera articulación de color blanco. Igualito que la tuya.
Me ha emocionado ver su foto y reconocer la doble semejanza. Los machos no tienen tres tonalidades de color, esa es la diferencia.
Me cuentan de dos amigos, gatos, que se pasean por la calle Principe de Vigo cada día. Uno de ellos es sordo y el otro cuida de él. Días atrás que su amo y amigo estaba ingresado en clínica no sabían si sacarlos a la calle. Era un día lluvioso y siempre habían salido con él. Aquel día sorprendieron porque una vez llegaron al portal salieron los dos juntitos y se pasearon bajo la lluvia. Algo inverosimil.
Es cálida la compañía de estos queridos amigos, gatos o perros.
Saludos, Anna ;-)