miércoles, 4 de octubre de 2006

De la apatía a la agradable realidad

De repente todo estalla, eclosiona, o retorna a la normalidad y, como decía Mario, viceversa.
A veces parecemos tan dormidos que ni siquiera sabemos apreciar el balido que en otras ocasiones nos provoca rebelión (¡cómo me gusta ese término! Creo que fueron aquellos versos de Atahualpa "...a veces me entra tristeza y otras veces rebelión...", los que me hicieron acariciar el vocablo y su significado). Decía eso, que a veces uno está como ausente, como aletargado. Se generan temores en el interior que uno es incapaz de evacuar porque en el fondo, muy en el fondo, subyace la cautela.
Uno llega a temer incluso haber caído en la temible "medianía", que mi hermano tan acertadamente denomina mediocridad.
Menos mal que se trata sólo de temores, de un catarro del alma inoportuno.
¿Qué influye en el despertar? Las señales, darse cuenta de que todo está ahí, en el mismo sitio, con la misma fuerza, con el mismo coraje...
Y no quiero dejar de dar las gracias, nuevamente, a quienes con su impulso hacen que venza al desaliento.
De eso se trata, amigos y amigas. Y viceversa. De que sepamos "ser", de que nuestra esencia se extienda hacia los rincones más ocultos y seamos capaces de darnos cuenta. Eso nos protege de las "medianías", de los "mediocres". Al final es como si creáramos una corriente que nos mantiene indemnes ante el desolador panorama de lo cotidiano.
Hoy he conocido una vez más la generosidad. Una nueva fuente que mana desde una nueva dirección. Una persona educada, agradecida y altruista, que contra viento y marea ejerce de servidor público en un país donde la gente hace ostentación de su talante demócrata agrediendo a quien cree que puede. ¡Ay, señor, cuánta indecencia en nombre de la libertad! Gracias Josep.
Y mientras, entre dedales, bobinas de hilo y agujas que se empeñan en clavárseme, busco herramientas en este cajón de sastre, para fabricar una felicitación digna de esa irrepetible Nekane a quien me acostumbro día a día. Quizás, concluyo, esto lo sea. Sí. Porque sé que mi retorno puede contribuir a que se sienta una brizna más feliz.
Feliz cumpleaños, amiga.
Que quede entre nosotros

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me alegra...

besos

. dijo...

Muchas gracias…
Mira que me cuesta, que te vuelves testarudo, que te encierras y te encierras.
Que empiezas a correr cortinas, para luego bajar persianas, que por mucho que te llame, que te insista, no hay forma…
Y mi experiencia, que solo sirve como una más, te aconseja que fuerces ánimos, que obligues a tus ojos a mirar y escuchar los lenguajes que a veces no obcecamos en desoír;
Aquellos que nos tambaleamos con las injusticias, sobre todo con la pasividad y dejadez del resto, aquellos que nos sentimos solos frente a un enemigo tan grande, tenemos que asirnos los unos a los otros, a los que parecen semejantes y dejarnos aconsejar.
Tú me lo has dicho muchas veces, la sangre impone, la amistad repone.
Sabes que lo soy.
Un gran beso.

. dijo...

Pero, ¿Por qué no quieres ver a mi bicheja?
Esta cansada de posar...
¡Ven a verla, anda!