jueves, 31 de agosto de 2006

Solo y desnudo


Así lo vi y así quise traerlo aquí. Porque me recordó, me recuerda, cómo estamos todos los que aún tenemos dos o tres neuronas bailando en el vacío.

Así, tremendamente solos y desnudos.
La gente viene y nos da su calor, en forma de conversación, de halagos, de mimos, de enardecidas discusiones que caldean un ambiente antes frío... Y se va.

Los amantes se embisten con fiereza, con salvaje pasión... Después de las palabras, antes de las palabras. Y se entremezclan jadeos y sudores, y olores, y flujos... Y después, uno de ellos se va, o ambos se van. Aunque convivan, aunque permanezcan uno al lado del otro. El pensamiento se va, no se queda allí si no es para elaborar otros pensamientos, otros sentimientos tejidos de silencios involuntarios y voluntarios.

Porque la verdad es un tópico. Toda la verdad. Porque nunca queremos (ni debemos), renunciar a nosotros mismos. Y si decimos todo, T O D O lo que somos, lo que pensamos, lo que sentimos...

¿Qué nos quedará cuando estemos solos y desnudos?

Que quede entre nosotros

1 comentario:

. dijo...

Voy a tomar notas, apuntes, llenar cuadernos, agendas con todo lo que se puede sacar de tus reflexiones…
Me va a hacer muy bien, degustarlas pausadamente, saboreando todos sus matices, sus fragancias, regustos que recuerdan a … y a…

Yo también retrato árboles desnudos, mudados de todo ornamento, limpios, rudos, aún imponentes, firmes, seguros de lo que ha de acontecer…, porque siguen vivos aunque parecezcan muertos, o tan solo dormidos, expectantes.
Necesitaba el alimento de tu sentir.
Y sí, que quede entre nosotros…