jueves, 24 de agosto de 2006

No importamos nada

No importamos nada, no somos otra cosa que una fuente de ingresos.

Los investigadores no son lo altruistas que lo fueron un día. Detrás de ellos hay un gran entramado económico que los controla y dirige.

Me quedo con el pasado. En ése en que los inquietos genios se encerraban en sótanos mal ventilados, en laboratorios húmedos y hasta lúgubres, y se dejaban la propia vida en la investigación generosa, por el bien de la humanidad. Gracias a ellos, enfermedades como la viruela, el tifus, la tuberculosis, la sífilis, el tétanos y otras muchas, se erradicaron del mundo mal llamado civilizado.

Hoy las grandes empresas farmacéuticas controlan el asunto. Invierten en investigación pero ésta no ha de llegar más allá de tratamientos larguísimos y, en muchas ocasiones, más dolorosos que la propia muerte, que finalmente llega.

¿Qué sucedería si alguien descubriera el remedio para curar el cáncer? Ya no habría más ingresos... ¡Dios, la ruina! Hay que mantener al enfermo con vida el mayor tiempo posible para enriquecerse, para engrosar sus caudales.

Por eso no tiene sentido preguntarse cómo aquellos increíbles personajes que lucharon por combatir y erradicar terribles enfermedades que asolaban los países, con menos medios y en condiciones infrahumanas, lograban el éxito. Y hoy, con muchísimos más avances, con la tecnología lograda a través de sus triunfos contra la adversidad, no se cura ninguna enfermedad. Se la mantiene a raya hasta que ésta logra adueñarse de todos los órganos vitales y llega el final. Mientras, ellos se nutren de nuestras penurias, se hacen multimillonarios con el dolor ajeno.

Es terrible llegar a la conclusión de que no importamos nada. Que sólo somos campo de experimentación, cuando el remedio no llega, ni llegará mientras nadie pare la ambición de esos desalmados.

Hoy me voy a la cama con la sensación de que todos somos víctimas de ese entramado cruel y despiadado en que han convertido la lucha de unos héroes y heroínas, unos seres abyectos y criminales. Ésos que son capaces de frenar el avance de investigaciones en aras al incremento de sus ya escandalosos patrimonios.

No importamos nada.

Que quede entre nosotros

5 comentarios:

. dijo...

¿Soy buena compañía para ti?, ¿o tus padres de haberme conocido te advertirían que no te relaciones con agitadoras compulsivas convulsionadoras, panfletistas, revolucionarias de segunda regional?

Sí querido Mephistofeles, somos coballitas de laboratorio, y encima nos ofrecemos ¡voluntarios!
Experimentan con nosotros…y hacemos grandes, larguisimas colas…

¿Haber hasta donde llega la estupidez humana?
Vamos a ponerles la zanahoria de bajos tipos de crédito hipotecarios y haber hasta donde se endeudan… ¡Magnifico!, deducen ellos, son mucho más arriesgados, insensatos, necios de que lo habíamos estimado.

Siguen experimentando…
¿Qué tal si los mismos pisos que antes costaban “X” ahora les sumamos “X+Y”, ¡cuela!, ¡Mon Dieu! no se asustan, no se manifiestan, no hacen revueltas sociales, ¡que docilidad, que mansedumbre!… ¡Magnifico!

Continuemos…
Vamos a desertizarles el país, permitámosles construir sin respetar entornos naturales, costas, que sobreexploten acuíferos, que vivan de espaldas al sentido común, que contaminen ríos ¿Qué es eso? Y los mares, que proliferen y se desarrollen las algas, las medusas, las estrellas de mar que modifiquen los fondos marinos acabando con especies autóctonas, que los fondos antes arenosos por falta de oxigenación se transformen en fanganales…
¡Son Magníficos!

Escasean los recursos energéticos derivados del petróleo, ¿están informados? pues venga, aun se compran ¡mas Todo terrenos, 4x4 para aparcar y conducirlos por grandes urbes!...

Ni en los más sofisticados laboratorios hubiesen elaborado un producto más complejo, más estupido, más irracional, que el humano.
Sin sentido, sin decisión, sin elaboración propia, manejable, dócil, manso, ¡estupido!, lo han conseguido sin apenas esfuerzos. Unos anuncios publicitarios, acelerar los deseos de tener más, de ser más que el otro, grandes dosis de envidia, de insatisfacción, de crear necesidades inexistentes, y ¡Qui li cua!, un producto difícilmente reemplazable…

Magnifico para los mercados, para el consumo atroz, para las clínicas de adelgazamiento, para las terapias de insatisfechos varios, para las asociaciones de desintoxicación, ¡somos el mejor producto, el mejor!

. dijo...

Otros importan menos...

Hace ya tiempo, se dejo “oír” (aunque se susurro muy por lo bajini) que existía vacuna contra la caries ¿nos lo creemos?

Parece ser que los tampax sanitarios (que unas más que otras) utilizan en los días de obligada menstruación, están elaborados con un algodón extrablanqueado que en contacto con las paredes vaginales aumentan el sangrado, a más sangrado más consumo de tampax.

En países como Suecia han obligado legalmente a determinadas compañías de dichos apositos, a que elaboren tales productos sin el extra blanco purísimo, es decir sin aditivos blanqueadores agresivos. Igualmente se empieza a relacionar el uso de tales “canutitos de algodón” con el aumento de cáncer ovárico y uterino…, pero sigo viendo en España ¿verdad?

Esto es una minucia con lo que les toca a vivir a millones, Lepra, enanismo congénito por consumir aguas contaminadas, Dengue, Paludismo, Tifus, Varicelas, Sarampiones, Rubeolas, Malarias, Poliomielitis, Leishmaniasis, ceguera de los ríos, Sida, son demasiadas…

Mephistofeles, no sabemos, no valoramos la suerte infinita que tenemos…necios estupidos los que olvidamos con tanta frecuencia.
Me aterra, me estremece, mis ojos llenan sus cauces solo imaginando como viven millones de humanos, niños, ancianos, a nosotros pueden manipularnos hasta donde les dejemos, pero ellos tienen que sobrevivir, padecer y morir sufriendo, ellos no tienen hojas de reclamaciones, ni voz, ni voto y nosotros que podríamos y deberíamos exigir y ser sus voces, enmudecemos y tan solo nos encaramos con las dependienta, de tal o cual supermercado para que nos devuelva el importe de determinado producto, ¡porque no estamos satisfechos!

Yo no estoy satisfecha, nunca estaré satisfecha…

Anónimo dijo...

Cuánta razón llevas.. hace poco hablando con una amiga del tema llegamos a la misma conclusión que tú.. me quedé muy triste pensando que mientras unos pocos ganan mucho dinero con ésto, otros más que pocos mueren en camas de hospitales y el resto de la humanidad padecemos del corazón roto por ver a seres queridos desintegrarse ala velocidad de la luz en camas de hospitales.. que miedo, que injusticia que seamos nuestro peor enemigo.. un beso, navegante..

Mephistófeles dijo...

Nekane. Ya lo creo que eres buena compañía para mí. En cuanto a lo de las madres, ya sabes, al principio, ese miedo a perdernos hace que nadie sea bueno para nosotros. Pero pasa... Y llegan a querer, sin condiciones.

No olvidaba a los "desposeídos", por supuesto que ellos serían los primeros beneficiarios. Ya sabes, el norte y el sur. Yo también lloro por lo que la ambición de la gente provoca en la mayor parte del mundo. Me duele la muerte ajena, ni te puedes imaginar la propia.

Gracias por estar siempre ahí, mimándome, dejando que me acoste a tu vera sabiendo que vas a escuchar mi voz, la de mis sentimientos.

Gracias por ser tú.

Mephistófeles dijo...

Maishane. Gracias por tu apoyo, por tu comprensión, por tus palabras sinceras y plenas de sentimientos afectivos. Es una pena que seamos, como cualquier juguete, instrumentos en manos de desalmados que pretendidamente trabajan por nuestro "bienestar" (?).

A veces, el peso de las ideas, de los pensamientos, es como una pesada losa sobre mi espíritu.

También habrá días en que te muestre la mejor de mis sonrisas.

Un beso.