jueves, 28 de octubre de 2010

Obreros del siglo XIX

Venía como otros jueves de solazarme con mi Golfo, de caminar por esos campos del señor disfrutando del sol y el viento en mi cara; venía de regreso a casa gozando de mi scooter y de las mismas sensaciones, cuando de repente los he visto... Obreros, trabajadores de la construcción comiendo sobre sus rodillas en las obras de la A7.


Como en el puto siglo XIX, como en el anterior. Maldita sea la sombra de estos políticos de mierda, porque ellos más que nadie deberían exigir a los litigantes las condiciones en que van a tratar a sus empleados. Y si una plica no lleva integrada en sus condiciones la dignidad de los obreros, dotando el lugar donde se lleve a cabo la obra de aseos, de comedores e incluso de lugares para el reposo; que le den por el culo al empresario que la presenta. Pero a nuestros gobernantes ¡qué más les da! Ellos comen bien, calentitos o fresquitos, si no en casa en buenos restaurantes; nunca sobre sus rodillas y sentados en tierra.


Eso es lo que hace que este país no progrese, la indecencia del capital que sigue considerando a los empleados ciudadanos de tercera o cuarta categoría.


No hay derecho a que las personas tengan que comer en esas condiciones, ni salir en medio del monte a satisfacer sus necesidades corporales, ni a otras muchas cosas.


Nos siguen tratando como a esclavos y seguimos accediendo a ello porque no nos queda más remedio; es eso o morir de hambre.


Por estas cosas, cada día más, siento una tremenda vergüenza de vivir en este país.


Que quede entre nosotros

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