viernes, 19 de septiembre de 2008

Ella es...

... menuda como un soplo, vibrante como un viento huracanado.
Ella mece las hojas de los árboles con su grácil melena al caminar.
Ella sonríe y ríen los pájaros y las estrellas.
Ella es un nuevo amanecer en mis pupilas.
Es ella como la miel de sus ojos, dulce.
Ella es el miedo y el arrojo.
Ella es el color y la paleta en que se mezcla.
Ella está hecha de mil historias que cela.
Ella es el verbo derramándose en las copas.
Ella es un sueño y la esperanzada ilusión de conseguirlo.
Ella es luz y sombras.
Ella es a quien nombro, a quien respeto y amo.
Es ella a quien le hablo en estas líneas.
Ella sabe quien es y yo quisiera
amarla cada día de mi existencia entera.

Que quede entre nosotros

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una vez más lo que escribes me impacta...aunque ya no sea la misma persona que era ni esté en el mismo lugar... ¿me recuerdas? Te mando un cálido abrazo,

Mephistófeles dijo...

Y ¿cómo crees, amiga mía, que podría olvidarte? Ya sabes que fuiste mi primer contacto en este mundo etéreo de los blogs.
Nunca somos los mismos. Yo tampoco. Pero siempre queda la esencia de lo mejor que fuimos.
Me alegra muchísimo que hayas vuelto por aquí y de haber recuperado aunque con un poco de pereza, esa afición mía a dejar testimonio de mi paso por este valle de lágrimas.
Te envío también un cálido abrazo.
Y ya sabes...
Que quede entre nosotros