martes, 7 de noviembre de 2006

Cambio de horario...

La verdad es que desde que han cambiado el horario, ando que no doy pie con bola.

Es en lo único que se ha notado en mi hábitat, en que me ha jodido como cada cambio que realizan.


Porque, vamos a ver... Si el mayor consumo lógicamente lo presenta la industria y ésta pone en marcha su maquinaria sean las cuatro o las cinco ¿dónde está el ahorro?

Los centros comerciales abren cuando es bien de día, en uno u otro caso. Y cuando lo hacen, venga luces, venga aires, venga todo lo que sea... ¿y dónde está el ahorro?

Oficinas, talleres, servicios oficiales... Tienen siempre las luces encendidas, por tanto, poco ahorro. Y la calefacción. ¿O es que pretenden decirnos estos tuercebotas que son nuestros dirigentes, que también se acorta la jornada laboral?

Durante años he dirigido un centro de negocios con un almacén de seis mil metros cuadrados. Si arañábamos algo de luz solar por la mañana, la teníamos que secuestrar por las tardes, porque a las cinco, como las buenas corridas, todo a oscuras. Ahorro en el cambio de horario: CERO.

En mi casa (aunque no es significativo porque no creo que se note el ahorro a nivel nacional), cuando me levanto tengo que encender las luces sea una hora más o una hora menos. Claro que todo cambiaría si me levantara a las once, aunque también, levantándome a las once poco se iba a notar el cambio en el ahorro. Pero además, a las jodidas cinco de la tarde, tengo que iluminar la casa si no quiero ir bajando como una bola por las escaleras. ¿Queréis saber la verdad? Mayor gasto, porque entre otras cosas, la calefacción la programo en función del frío que tengo, no de la hora que sea. ¿O es que alguien dice: "joder, las cinco, voy a calentarme..."?

Se han hecho estudios sobre cómo afecta al personal el cambio de horario. Se han detectado patologías de diferente grado, está claro que el cambio nos afecta. A mí, particularmente, los primeros días no me quito el dolor de cabeza por las tardes. Y todo por, según el Sr. Alonso (que estos ministros saben que te rilas), un ahorro de 6 Eurillos por hogar y mes.

A partir del momento en que estos mastuerzos que dirigen el cotarro de la tierra (ganas tengo de que nos invadan de cualquier otra galaxia porque estos ya han dado de sí lo que podían), deciden el cambio de hora: atrasan/adelantan la hora del kiki, la hora de ducharnos, del desayuno, comida y cena... Y si estás haciendo algún tratamiento a ver si la ministra del ramo te da un manual de instrucciones.

Aquí ya sabéis que lo estamos practicando desde 1974. Aunque claro, ahora ¿quién es el guapito que asume que es una patraña y echa marcha atrás?

De verdad, si os notáis así como raritos, mandadle recuerdos al primer ministro de turno y a quien corresponda. Cada día nos tienen más jodidos, más controlados y más automatizados. ¡Malditos mentirosos!

Que quede entre nosotros... O no.

3 comentarios:

José Aguilar dijo...

Así es y así lo pienso. Decidir a qué hora sale o se pone el sol era patrimonio de la madre naturaleza o de los dioses. Ahora eso ha cambiado. Todo es postizo. Y desde luego, en la aceptación de justificaciones tan peregrinas anida nuestra entrega sin condiciones a los que ostentan el poder. DEl tipo que sea. Ya lo hemos comentado otras veces, hermano; bien mirado, qué ha cambiado de la edad media a nuestros días?. Sí, hay más comodidades, más esperanza de vida, más comunicaciones... Pero, ¿hay más libertad? ¿Somos más libres para pensar porque podemos opinar o porque tenemos tiempo mental, físico y espiritual para hacerlo?

Te quiero siempre.

Anónimo dijo...

Querido Meph,
Ya he echado hoy la primera sonrisa de la mañana.
¿Sabes que es lo peor de todo?
Que la gran mayoría acepta las consignas y los dictados como si no hubiera otras posibilidades. Y ni siquiera hablo de actos de rebeldía, sólamente hablo de pensamientos.
Nos enseñan a pensar, a lo que debemos pensar y ahí caemos todos, como tontos.
A veces dan unas ganas de irse a una isla perdida del pacífico a comer cocos...claro que entonces fijo que la utilizan para hacer pruebas nucleares...
Un beso

. dijo...

La de cosas que habrá visto usted con 250 años que confiesa que tiene… ¿Se habrá quitado alguno, coquetuelo?

Si llueve, porque llueve, si hace sol ¡menudo pelmazo de astro…!
¡Ande y cómase unas castañas a mi salud!

Yo no he notado apenas nada… son los años, los pocos años… ¡porque sabe usted que yo soy una chavalita de buen ver, que para que no me lo diga nadie, aqui estoy yo!
No voy a gastarle una broma, porque no sé como le caerían en publico… sí le tuviese testa con testa si que se lo decía…¡faltaría más!

Pero me rió aunque usted no quiera hacer gracia.
Yo no puedo acabar de leer sin que mis labios dibujen una media “luna lunera” que por fuerza se vuelve llena, si el golpe de turno me arranca la carcajada…
Eso… ¿Cómo se lo pago?

A usted le preocupa las manipulaciones políticas que por diestra y siniestra nos practican y lo malo de todo ello es que cada día hay más voluntarios para que practiquen con ellos todas y cada una de las perrerías que nos quieran hacer...y los tiempos no se pintan nada halagüeños…pero tiene que hacerse a la idea que el enemigo es muy grande y la batalla nos guste o no, esta perdida…

Yo hace tiempo que me afilie a su partido, pero en la retaguardia, escribiendo panfletos que lleguen a la capas más juveniles, que puedan calar y advertir sobre lo que se avecina a la vuelta de la esquina…. pero entre los mil euristas, las hipotecas, el calentamiento global, la falta de esperanzas y sueños… caen en saco roto, creame…

En fin que cada uno a su manera hace lo que puede y estima conveniente.

Aquí en mi hogar, encontró guarida, refugio y protección, uno de los últimos representantes de sus revolucionarias ideas.
Protestante (y nada que ver con lo religioso, entiéndase…) y nada resignado es el sujeto que comparte mi vida…
No te voy a entretener más (paso del usted al tú con una velocidad vertiginosa…) sí aún nos quedan cuartos para pagar la factura de la luz, pues encendámosla cuando la visión, la actividad a realizar nos lo demanden, yo tengo la casa llena de bombillas de ahorro energético, ¡que vaya a saber si no es otro cuento! ¿hay algo en lo que creer, hay algo que no se manipule, que no busque algún fin, provecho?
Quizá la amistad y el amor sincero. ¡Me lo compro! ¡Un tres por dos marchando!
Un beso…
¿Cómo? ¡Qué le estoy defraudando!
¡Es que es usted muy exigente, querido Mephistofeles… lo que se ha perdido el Ejercito…!
Y sabe que le quiero, así que yo abuso…
Requetemua.