domingo, 13 de agosto de 2006

Remembranzas

Cuando camino por las mañanas, sintiendo al unísono la caricia del viento del amanecer y las iras de los incívicos energúmenos que, por un camino rural (30 Km/hora), pasan doblando y hasta triplicando ese límite; aunque qué duda cabe, siempre me quedaría sólo con lo primero. Eso es este jodido país: incivismo, falta de educación, soberbia... En fin, decía que sintiendo al unísino..., viendo los márgenes del camino llenos de resíduos que arrojan esos mismos energúmenos por las ventanillas de sus vehículos, cada día más grandes, cada día más potentes, como su propia ignorancia. Dicen las estadísticas que España está a la cola de los países de la Unión en educación, en cultura. Y a la cabeza en deuda familiar. ¿Me seguís?
Bueno, que me pierdo. Cuando camino por las mañanas, al margen de esos arrebatos de furia que me producen, pienso en todo esto, en cómo comenzó mi historia en estos mares y en cómo, gradualmente, he ido siendo aceptado por gente maravillosa como Nekane, Libertad, Plateado, Maishane..., y tantos otros... Y el hinojo... ¡Oh! el hinojo. Cada día me recuerda a mi madre. No me lo reprocho porque siempre fui un "tiquismiquis" para la comida (siempre hasta que comencé a viajar por el extranjero). Nunca probé sus berenjenas pese a que cuando las hacía, toda la familia desfilaba por casa para probarlas. Y de ahí el hinojo, y el recuerdo... Cuando era crío, siguiendo sus sabias indicaciones, con palitos de hinojo, pasaba la berenjena previamente abierta y con el adobo en su hendidura. Nunca las probé. Ya no quiero probarlas. El hinojo está ahí, a la vera del camino, recordándomela a cada paso.
Extraigo de mis rincones del dolor, unos versos que nacieron en julio del 2005. Tengo necesidad de ponerlos aquí por si ella los ve. Sé que le gustarían.

A mi madre y mi hermana

Antes fue mi madre
ahora mi hermana.
En el corto espacio
de dos meses:
DOS MUERTES.
Dos vidas segadas
y dos voluntades
de retornar en polvo
a la tierra amada.
Una a las eras,
a la tierra, al suelo,
como ella, con los suyos.
La otra a las alturas,
a los molinos, al viento
donde aspas y fuerza
se enamoran.
Las dos mujeres de mi casa,
de mis infantes días y noches.
Tan diferentes en la vida,
tan iguales en la muerte...
¡Qué gran vacío!
¡Qué gran ausencia!
¡Cómo añoro sentir otra vez,
de nuevo, sus pulsos y los míos!
La realidad convierte mis deseos
en estúpidos sueños.

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Aun ahora estoy llorando.

Que quede entre nosotros

6 comentarios:

. dijo...

A días me rondaba la idea de hablar de ella…
Desconozco el sentimiento de la perdida de un ser amado ( a excepción de mi perra). Pero estos que a veces sientes (en una mente infantil aún como la mía), que van a perdurar, persistir, que no van a faltar, porque son tuyos, porque son queridos, aunque a veces se reniegue de ellos, esos aún no me faltan…
Leyendo el vacío que deja en otros la ausencia de los suyos, pienso aún sin consciencia que y como me sentiré… y ni lo huelo, estoy segura.
No se llega a madurar, quizás hasta quedarte huérfano de tus seres queridos…(quizá ni entonces), no se siente la mortalidad, no se es consciente del camino recorrido, de con quien se recorre, hasta que ves que aquellos que te acompañaban en el andar, se van quedando por enfermedades, fechas de caducidad en los márgenes del camino, y uno debe seguir solo.
Tiene que ser triste, darse cuenta de tanto tiempo mal gastado, de tantos besos que no se dieron, de aquellas berenjenas que no se probaron, (por cabezonería), y que hoy comería uno hasta para desayunar, con tal de tenerla nuevamente a la vera…
Me ha entristecido, ciertamente, sentir solo a un amigo, sentirle desvalido, protegiéndose de las ausencias con la rabia que nos cobija a algunos, el querer vivir otras vidas, en otros lugares y rodeados de otros…
A veces no existe consuelo, no existe recompensa, y no existe calma. A veces un día más otro, se añoran, se recuerdan, se rememoran ojos queridos, olores familiares, y se arrepiente uno antes de que lleguen las ausencias propias, de lo tonto que somos, siempre…

. dijo...

Te he echado mucho de menos, ahora sé porque…
Mis ojos aguantan y resisten las lágrimas, no quiero dar explicaciones, así que aguanto esta mar salada que quiere desbordar sus cauces y resisto sabiendo que no existe consuelo a tu vacío.
Aunque te falten las féminas que cuidaron y protegieron tu infancia, siéntete orgulloso del gran hombre que ellas hicieron de ti…
Besos, muchos besos, Miguel Ángel.

. dijo...

Hoy vengo a tomarte la tensión…, déjame, quietecito, no hables, así, muy bien, tranquilo, relájate…

Pero, ¡Qué niveles son estos!

Haber, ¿que le produce tanto desasosiego?, ¿con quien esta relacionándose en este ultimo tiempo?

Le convido amablemente a que no desespere en luchas a priori perdidas, cuídese mucho de andar juntándose con revolucionarios, pseudos-intelectuales, y flagrantes agitadores sociales…

Busque y reconfórtese en remansos de paz conocidos, esas lecturas tan provechosas que usted degusta, esa cocina, tradicional y casera que sigue practicando, acaricie con asiduidad a sus fieles compañeros de diversos colores y pelajes esta comprobado que bajan la presión sanguínea, cuidad in con la sal, y un vaso de vino en las comidas, no más…

Pasee a buen ritmo y recuerde que la que le receta con cariño estas pautas que a buen seguro le reconfortaran y beneficiaran sin ningún lugar a dudas, le espera siempre…

Nekane, Mª Dolores, Mariló, Mari, Evory and ebony, ¿falta alguna?..., uy ya esta bien, ¡que reala, madre!

Anónimo dijo...

Siento mucho que sientas ese vacío.
Yo, en este momento precisamente, no puedo escribir cosas bonitas, cosas que te ayudaran a sonreír, cosas que necesitas... y lo siento mucho.
Pero quiero que sepas que aquí estoy, que aunque lo sepas, quiero decírtelo, porque estas cosas no se gastan por decirlas. Así que lo repito: "Estoy aquí, para lo que quieras".
Como escribí en el blog de Nekane, en cuanto a la muerte, considero que ni siquiera la muerte es capaz de arrebatarnos a las personas que queremos. Nos robará el contacto físico, su sonrisa, sus palabras, sus caricias, pero no sus almas, que seguirán con nosotros siempre.
El amor es tan fuerte que ni ella puedo robárnolos, eso no. Y aunque sepamos que todos estamos aquí de prestado, no nos damos cuenta de que seguiremos estando vivos en los corazones de los que hemos querido, a la hora de partir.
Sí, puede que te parezca que es fácil de decir, pero que la realidad es otra muy dura, pero yo te pregunto... ¿La vida no te ha arrebatado más seres queridos que la muerte?

Un abrazo cálido, largo y sincero.

. dijo...

Gracias por tus sentimientos hacia mí,
gracias por tus generosos halagos,
gracias por subirme la estima tantas veces baja,
gracias por apreciar mi esencia, ya que lo que lees es lo que soy, sin imposturas, sin afecciones, sin deseos de nada más y nada menos que conocerme, aceptarme y quererme tal cual soy, mejorando todo lo mejorable.

Me siento dichosa…
Gracias a la inmensa suerte de haber conocido personas con mayúsculas tan humanas, tan sensibles, tan afines, tan especiales y únicas como sois algunos de mis fieles y muy queridos amigos, entre los que sabes te encuentras a la cabeza o mejor dicho muy a la izquierda…

Poquito a poco, voy escalando la difícil montaña de esta vida nuestra, igualmente con los desprendimientos que cada uno tiene que soportar, dependiendo de la ruta de ascenso que elija, pero con los cabos necesarios, para asirme cada vez más fuerte y segura que me ofrecen vuestras manos, vuestro cariño…

Te estoy muy agradecida…

Seguiré siendo yo.

Nekane.

Anónimo dijo...

Que dura se hace la ausencia, perpetua clavada en el alma, que aparece por momentos y nos devuelve una realidad que velamos para que sea menos cruel. Siento muchísimo tu pérdida, amigo. Pero recuerda que cuando el dolor lo inhunda todo también se está aprediendo, es la paradoja de la vida. Un abrazo.