lunes, 16 de enero de 2006

¿Por qué nací aquí?

No lo sé, no tengo respuestas, pero es tanta la vergüenza que siento, que me lo pregunto cada vez con más insistencia.
Un país de gente sucia y despreciable. Un país de políticos de ambiciones desmedidas y corrupción soez. Un país de mentiras y trepas.
La gente ensucia deliberadamente. La gente te agrede deliberadamente. Suciedad, violencia...
Una sociedad requiere normas para desarrollarse sana y fuerte. Aquí las normas están precisamente para lo opuesto, para contravenirlas. Y no hablo de la Ley Antitabaco que es el signo más inequívoco de que nuestros políticos son la negación del razonamiento. Sé que ya hay denuncias, que habrá más... ¿Dónde andan nuestros insignes dirigentes a la hora de controlar otros aspectos de la vida cotidiana? Que nadie se distraiga hablando por el móvil mientras conduce y me ponga a mí en peligro y a mis seres queridos. Que nadie, haciendo uso de su cargo, someta a los administrados a sus caprichos y arbitrios... Médicos que no aparecen, enfermeras que "huyen" de sus responsabilidades, policías que se escaquean esgrimiendo que los jueces dejan en libertad a quienes ellos (con pruebas rudimentarias e inútiles), han detenido. Politicastros que exigen a gobiernos centrales que paguen la factura médica de los desplazados en vaciones sin ofrecer ni un céntimo de lo que esos mismos desplazados se dejan en las arcas comunitarias. Dirigentes nacionales que se olvidan de TODOS sus compromisos electorales y ya no se acercan más al pueblo sino a sus acólitos. Oposiciones que, llenas de un odio frustrante, descalifican zafiamente cualquier acción de sus oponentes. Regiones donde alianzas por el poder, convierten a patéticos personajillos con cuatro votos, en el eje de la crispación nacional. Pero todo sea por el poder, por el poder, por el poder...
Y yo, no hago boicot a esas regiones porque no creo que sus ciudadanos ni su industria estén representados por ese enano y su puñado de votos, que si me apuran, habría que sondear ahora.
Un país de empresarios que no siente vergüenza de ver las estadísticas que nos sitúan casi en el culo de esta extraña alianza, en cuanto a producción, inversiones en I+D, etc., pero que nos ponen a la cabeza en empleo precario, en falta de cultura, en violencia de cualquier tipo, etc. etc.
He pensado toda mi vida que esto cambiaría alguna vez, pero mientras existan revanchistas que gobiernan un país por sentimientos partidistas, que apoyan de diferente modo a los ciudadanos que lo conforman; empresarios que piensan sólo en enriquecerse sea cual sea el precio; y ciudadanos de tercera o cuarta, que contravienen leyes que ponen en peligro a los demás o deterioran el medio ambiente hasta puntos en que uno no sabe qué verán sus nietos aparte de basuras y suciedad; eso no será posible.
Me moriré sintiendo esta vergüenza. De haber nacido aquí.

Que quede entre nosotros

2 comentarios:

Anónimo dijo...

“Voy a salto mata”, leyéndote, conociéndote apreciando tu sentido critico. Hoy precisamente de un articulo agónico, desesperante, que escribí en el mes de Abril, la única corrección que me han hecho “un invitado, anónimo” (que no me hace gracia alguna el anonimato, porque yo no seria capaz de decir ni los “buenos días” sin decir quien soy…), me disperso como de costumbre, a lo que voy, la una corrección que me ha facilitado es la de proporcionarme la valiosísima información de que los supermercados “Supersol” no son una cadena andaluza, sino “madrileña”, ya puedo descansar en paz…

Me revientan los regionalismos, los nacionalismos, y los paletismos…

Me he recorrido España casi de cabo a rabo, y no he encontrado mi sitio, mi lugar, porque creo que lo que yo busco, finalmente es una cueva donde refugiarme al cobijo y protección de tanta estupidez, tanta banalidad, tanta frivolidad y tanta falta de educación y civismo.

Tendrías que oírme las perrerías que salen por mi boquita aquí donde vivo.

Estoy pensando antes de realizar mi vida de ermitaña, confeccionar un reportaje documentando la situación de la provincia de Cádiz.

Si os parece que todo es mejorable, aquí la dejadez, el comadreo, el mirarse constantemente el ombligo y decirse ¡que bonito, que bonito!, es todo lo que obtienes.

Vamos a ver si te saco del abstracismo de estos últimos días y dándote cancha recuperas el ánimo.
Se te añora…

Mephistófeles dijo...

Gracias, amiga mía.
Cuando la palabra atraviesa la distancia como tú sabes hacer con ella, llega al corazón de quienes siempre tenemos sus puertas abiertas al afecto.
Un beso enorme.