Simplificando, desamparo.
Sin venir a cuento, sin desearlo.
Ése que se abate con negras alas
y te cobija sin deseo, sin requerirlo.
He aprendido muchas cosas y no sé nada.
Apenas que el amor me hace bien
y la amargura me aturde.
Debo renacer y emerjo
no sé con qué fuerzas con qué acezo,
para esperar un día de certeza.
La débil línea de mi pulso
se acentúa en las gráficas impúdicas
que me llaman a la vigilia y yo desoigo
sin el temor de que fuera el último día.
Que quede entre nosotros
No hay comentarios:
Publicar un comentario